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El jardín de Bomarzo

Tierra y libertad

El 25 de marzo de 2012 el PP de Javier Arenas logró ser la fuerza más votada en las elecciones al parlamento de Andalucía al alcanzar los 50 escaños

Publicado: 30/11/2018 ·
12:40
· Actualizado: 30/11/2018 · 12:40
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Bomarzo

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Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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El 25 de marzo de 2012 el PP de Javier Arenas logró ser la fuerza más votada en las elecciones al parlamento de Andalucía al alcanzar los 50 escaños, a cinco de la mayoría absoluta, pero un pacto posterior del PSOE de Griñán con IU evitó un cambio de gobierno que durante aquella campaña parecía inevitable. Tanto, que el PP se confió, eludió debates y la suerte pasó de largo. Griñán había sustituido a Chaves hacía poco precisamente por la implicación de éste en el caso de los EREs para, poco después, marcharse también él por las razones de sobra conocidas y que hoy forman parte de los informativos diarios. Cedió el mando a Susana Díaz, hasta entonces consejera de Presidencia, que el 22 de marzo de 2015 adelantaba elecciones alegando "desconfianza" e "inestabilidad", tal que ahora, para obtener 47 escaños con el 35,43 por ciento de los votos frente a los 33 del PP. Era el peor resultado cosechado por el socialismo andaluz. 

Este fin de semana húmedo de diciembre se celebran nuevamente elecciones al parlamento andaluz y es así no por la "inestabilidad" aludida de nuevo o porque a Andalucía le venga bien "un debate propio" sino porque a la presidente Díaz le cuadra por encima de otras fechas y le cuadra porque más tarde corre el riesgo de una sentencia por los EREs inapropiada para hacer campaña y porque teme, con acierto, que el desgaste que sufre la marca le afecte más, por no decir una probable coincidencia de estas elecciones con las generales. Con Pedro Sánchez, a quien alguien debería aconsejar muchas cosas y entre ellas que abandonara ese trote chulesco en su caminar con el que parece que va a dar un doble salto mortal desde el trampolín, la une una fervorosa antipatía irremediable que les lleva a que juntos ni a por pipas.

Se decía que Andalucía debía celebrar elecciones en solitario para que nadie coartara el debate andaluz y, la verdad, vaya asco de debate andaluz. ¿Era esto? Una campaña lamentable, plana, a medio gas, sin una propuesta decente que llevarse a la boca, solo una sarta de frases hechas y, como novedad, el rescate de VOX al que se ha aferrado Díaz para intentar fracturar el voto de la derecha y que esto altere el reparto parlamentario sin importarle hacerle gratis la campaña a la formación de un Santiago Abascal que debe estar entre alucinado y agradecido, como Lina Morgan. Y a saber cuántos parlamentarios a este paso rasca el domingo pese a presentar un candidato absolutamente desconocido como es este ex juez nacido en Madrid llamado Francisco Serrano inhabilitado en 2011 porque cambió el régimen de visitas de un menor establecido por otro juzgado para que éste, el menor, saliera como paje en la madrugásevillana y, claro, a la madre la idea como que no le gustó. 

Por tanto, el debate, el poco que hay, está entre votar continuidad y confiar en que Andalucía va a seguir "avanzando" con el PSOE y que éste rebase la frontera de cuarenta años ininterrumpidos de gobiernos consecutivos, lo cual representa un hito histórico en la democracia española y europea, o votar cambio apoyando a cualquier otra formación que, en principio, no sumarán para formar gobierno y que no parecen muy por la labor de ponérselo fácil a Susana Díaz para su investidura porque la presidente es una máquina haciendo enemigos parlamentarios. Ya, sabemos que en política donde dije digo...

Andalucía presenta un balance en diferentes materias mejorable porque es innegable que ocupa las posiciones de atrás en España y Europa en los principales indicadores de producción, sanitarios o educativos. Por no hablar en materia de empleo, resulta estéril afirmar lo contrario y es así pese a las indiscutibles posibilidades que la tierra ofrece por su situación geográfica, expansión, litoral y clima. Pero es una tierra conservadora, al andaluz le gustan muy poco los cambios, es más de tradiciones, gente amable sin genética reivindicadora y solo se retranca cuando desde afuera arremeten con los tópicos habituales sobre su escaso esfuerzo laboral o el manido excesivo gusto visitando el bar. Los vascos se pasan la vida de pinchos y allí es hacer turismo gastronómico de alta escuela.

Es cierto que el PSOE goza de un importante porcentaje de voto cautivo gracias a tantos años manteniéndose en el poder y al manejo de un presupuesto que asciende a 33 mil millones de euros y del que más del 80 por ciento está destinado a pagar gastos, entre ellos personal. Y eso hace mucho. Como cierto y razonable es que quien goza de una situación laboral, profesional o económica aceptable mantenga su fidelidad de voto porque al final votar es dar continuidad si la situación te es favorable, votar cambio si ocurre lo contrario. Por tanto no es censurable recriminar ese mal llamado voto cautivo andaluz porque quién votaría en contra de sus propios intereses. ¿Quién? Distinto es concluir que el dinero de todos financie el poder para que algunos con él eleven las murallas del sistema. 

Votar cambio, la otra opción, produce una mezcla de incertidumbre y vértigo porque el bloque que forman PP y Ciudadanos baila sin compás, sus líderes se pisan cada dos lances y, para colmo, les ha aparecido un tercero en la figura de VOX que amenaza con colarse en la escena con un discurso que pone los pelos como escarpias ¿Ciudadanos, PP y VOX? Pasapalabra...

Como también resulta inquietante que la economía, por ejemplo, de Andalucía quedara en manos de Adelante y no por nada sino porque proponen un modelo poco real, fracasado allí donde se ha implantado y ejemplos hay muchos y en absoluto acordes con el crecimiento que proponen los sectores empresariales, que son en definitiva los que generan empleo y riqueza. Intenta ocupar el hueco dejado por el nacionalismo andaluz, el extinto PA reconvertido ahora en Andalucía por Sí que batalla usando lo que tiene a mano y es un cartón de huevos arrojados contra Susana Díaz y Juanma Moreno para lograr ese parlamentario andaluz por Cádiz que le rescate del olvido. La escasa genética reivindicativa del andaluz queda reflejada en el poco apoyo que siempre le dio a formaciones nacionalistas, de hecho es la comunidad que más parlamentarios, por simple densidad poblacional, pone en Madrid y en las sesiones del Congreso rara vez se juntan las nueve letras de bella sonoridad que unidas forman esta palabra: Andalucía. 

La letra del himno de Andalucía está inspirada en un canto religioso que los jornaleros entonaban durante la siega y que Blas Infante, padre de la patria andaluza, armonizó en la idea de que los andaluces se movilizaran pidiendo "tierra y libertad", siendo presentado en Sevilla justo una semana antes de que diera comienzo la Guerra Civil en 1936. Ha llovido mucho y claro que desde entonces a ahora la evolución resulta evidente, solo faltaría que siguiéramos tirando del burro. Es importante votar, al que sea, de centro, izquierda, derecha o extremos, pero votar, porque los pueblos cuando mejor crecen es desde la movilización y elegir unidos y en masa quién les debe gobernar es la mejor manera de avanzar.

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