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Demasiado ruido para tan poco fútbol

La resaca del partido de Champions League del Real Madrid frente al Borussia Dortmund deja muchas reflexiones en torno a la dirección que está llevando el club blanco entre las que destaca el exceso de ruido extra futbolístico que hay en la entidad

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La resaca del partido de Champions League del Real Madrid frente al Borussia Dortmund deja muchas reflexiones en torno a la dirección que está llevando el club blanco entre las que destaca el exceso de ruido extra futbolístico que hay en la entidad.

Y es que las noticias de deporte y la misma prensa están cada vez más cerca del mundo ‘rosa’ que del análisis del por qué las cosas no están saliendo como todos los madridistas esperan que salgan. El ruido impera por encima de lo plenamente futbolístico.

La relación de Casillas con Cristiano Ronaldo, los votos para el Balón de Oro, el supuesto castigo de Mourinho a Sergio Ramos ante el Manchester City, la cantera o los problemas de Mourinho con Toril son, entre otros, los temas que más parecen importar en relación al Real Madrid. Pocas veces leo o escucho hablar de lo mal que jugó el Madrid en Alcoy, frente al Zaragoza o ante el Borussia Dortmund. Pocas veces he leído o escuchado en las últimas semanas hablar del bajo rendimiento que está dando Modric, el flojo partido de Cristiano Ronaldo el pasado martes o la mala readaptación que está sufriendo Sergio Ramos en su vuelta al lateral derecho.

El martes frente al Borussia Dortmund el Real Madrid tuvo una falta de juego cuanto menos alarmante. Sus jugadas no superaban los dos pases consecutivos y el número de golpeos largos de Pepe, Xabi Alonso o Varane a tierra de nadie fue imposible de enumerar. Nadie espera que el Madrid juegue como lo hace el FC Barcelona porque ni el estilo ni los jugadores son los mismos pero se le debe exigir algo más. No hay una buena transición defensa-ataque porque se pierde el balón demasiado rápido tras recuperar y esa recuperación tarda en llegar más tiempo del idóneo debido a la mala transición ataque-defensa de los jugadores. La movilidad cuando el equipo tiene balón brilla por su ausencia y la velocidad y verticalidad de antaño ha quedado en un vago recuerdo, en una sensación de haber disfrutado de algo que ya no va a volver. Y, lo más preocupante de todo, han desaparecido las sonrisas de los rostros de los futbolistas, no parecen disfrutar de lo que hacen, más bien al contrario.

No se si es un tema físico, si el equipo no está en un buen momento en cuanto a confianza se refiere o si todo este circo montado alrededor de la entidad va erosionando mentalmente a los futbolistas, pero es una obviedad que ni la votación para el Balón de Oro ni la relación entre Mourinho y Toril tienen la solución al evidente problema de juego que tiene la nave encabezada por el técnico luso. Se está haciendo un flaco favor al fútbol en vivo alimentando estas polémicas tanto por parte de la prensa como por la de los protagonistas. Veremos en que acaba todo este ruido desmesurado.

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