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Sabiéndose sobreponer a las adversidades

Ocón Arráiz se tragó un penalti de libro por manos de un zaguero del Murcia en el alargue

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  • Tato, protagonista. -
Puesto catorce, el Murcia ya se pone también por debajo del Xerez porque en la primera vuelta se empató en la Nueva Condomina, y treinta y seis puntos, nueve por encima del descenso, es el bagaje positivo que dejó el encuentro de ayer con dos goles de Tato y época final
Lo mejor, por encima de otra consideración, el resultado. Pero también hay que poner en el haber de los de Vicente Moreno esa garra que les hizo sobreponerse a las adversidades con que se toparon desde el inicio del encuentro y esa fe en el triunfo que les llevó a conseguir el gol de la tranquilidad absoluta en el tiempo añadido y después de que Ocón Arráiz - ¡qué malo son los árbitros, Dios mío!- se tragase unas manos de libro de un zaguero pimentonero sobre la misma de gol. 
El Xerez tuvo que remontar el regalo que le hicieron a los visitantes a los quince minutos. Se cedió un córner  absurdo y en el consiguiente saque de esquina, Chando cabeceó, Toni Doblas parecía que esperaba que alguien metiese la pierna, el balón botó y se le terminó escurriendo entre las manos. Se comenzaba a remolque y además con un jugador importante amonestado desde el minuto 5, en la primera entrada que hizo Rafa García, en el centro del campo, pero el árbitro le enseñó la amarilla. Hizo estuvo en el debe del rayista que no estuvo a la altura de otros partidos.

Campano y Pablo Redondo pusieron a prueba a Alberto, uno de los mejores guardametas de la categoría, pero si el Xerez había estado endeble en el gol encajado también los de Iñaki Alonso lo estuvieron en el 1-1 Sacó un córner Pablo Redondo, la zaga defendió mal y Tato, en soledad, cabeceó lejos del alcance del meta. 1-1, minuto 22 y vuelta a empezar. En el 23 Tato volvió a gozar de una gran oportunidad pero Alberto estuvo felino.
No dio mucho más de sí el primer periodo. Se veía que el Xerez era superior pero, evidentemente, había que terminar rompiendo la zaga rival. Y eso ocurrió en el minuto 58, con un gran pase de Campano a la espalda de la zaga, el balón lo ganó Tato, sorteó la salida de Alberto y a puerta vacía marcó. Había remontada en Chapín y jolgorio. El triunfo ya no se podía escapar, pero hubo que sufrirlo. Este Xerez está asido al sufrimiento, a la épica y lo terminó pasando  mal en la recta final del choque. Campano se tuvo que retirar y Moreno, otra adversidad más, se vio obligado a recomponer la zaga. Lombán recordó su etapa en el filial del Valencia y se colocó en el lateral derecho y Juan Calahorro debutaba como azulino ocupando la parcela central de la defensa. Ya con anterioridad el tarjeteado Rafa García había dejado su puesto al jerezano Bruno Herrero e Íñigo Vélez, que pudo haber sentenciado en un cabezazo que se fue alto, suplió a José Manuel Rueda, que reaparecía tras su lesión.
Entre la presión por ganar, algunos errores defensivos que sembraron el desconcierto y el empuje lógico del que va perdiendo se vivieron unos últimos quince minutos realmente complicados y Doblas estuvo acertado, en una tarde no excesivamente brillante, en un balón con marchamo de gol que llevaba la firma de Pedro. Era el minuto 82.
Al final , ya en el alargue, Maldonado volvía a marcar -dos partidos, dos goles- para llevar la euforia a un Chapín que segundos antes había visto atónito como el colegiado se tragaba unas manos de libro de un defensor rojillo debajo de los palos. Penalti y expulsión que, como ocurrió en Girona, terminó convertido en córner, aunque de esa acción a balón parado salió la justicia del tercer gol.
Un triunfo importante de un Xerez que se va ya nueve puntos por encima de la zana de descenso. Moreno cambió el sistema con un trivote en el centro del campo, le dio la titularidad a Maldonado y sorprendió poniendo a Tato como referencia para buscar las espaldas en velocidad a los centrales. El experimento le salió mejor que bien y acertó plenamente el valenciano con unas variantes que hicieron que nadie se acordase de los ausentes, ya que Barber estuvo sobresaliente en el medio campo y Tato fue bigoleador. 

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