Mira, la situación es la que es y tenemos que hacernos cargo o no podremos cambiarla, así de simple. No teníamos que haber llegado, vale, eso los dos lo sabemos, que no eres el único ni mucho menos el que más, cierto, pero la realidad es que aquí estamos tú y yo, que tú has llegado, y que además por tres caminos a la vez; por las cosas que has hecho; por quien eres tú; y por quien es tu suegro, y por supuesto éste último camino es que el ha abierto las otras vías, y también el que mejor explica el trato que se le está dando al asunto, el morbo con el que se trata, las expectativas de carnaza que genera. En fin ya sabes. El caso es que luchas contra tres frentes, contra tres rabias contenidas o llámalo envidias, tenlo en cuenta en cualquier caso, yo no lo olvido, descuida.
Pues bien, nosotros utilizaremos precisamente eso como base de tu defensa: tú no deberías estar aquí, tú no has venido por voluntad propia, a ti te han traído otros, para que hicieras lo que hiciste, por ser quien eres y por la familia a la que perteneces, y el que aparezcas ahora como culpable se debe exclusivamente a tu inocencia; has hecho lo que has hecho pero no sabías lo que estabas haciendo, basaremos tu inocencia en tu ingenuidad, mejor parecer tonto que acabar culpable. ¿No lo dudas no? Perdona si te lo digo así, directamente, sin eufemismos, pero es necesario para que te hagas a la verdadera idea, tonto, métetelo dentro, interiorízalo, eres tonto, lo has sido durante todo este tiempo, y a medida que pase el juicio te irás cayendo de la higuera. Por eso te ha pasado todo lo que te ha pasado, por eso te ha utilizado tu socio, por eso no pensabas que era anormal ni extraordinario tu mejora de vida o de patrimonio, y que todo se debía al proporcional pago por tus escasos servicios y esfuerzo, tú no viste nada raro, ni te preocupaste por nada nunca, porque fuiste tonto, recuérdalo bien, asúmelo, confiaste todo a tu socio y nunca sospechaste de él, ni de tu espontánea riqueza. Así que en esencia y resumiendo: tú eres tonto, los demás lo sabían y han querido sacar tajada con lo que tú podías hacer y has hecho, por ser quien eres y sobre todo por quien es tu suegro.
Lo siento pero no hay otra forma de defenderlo, los hechos son los hechos y no podemos hacer ver que está bien lo que se ha hecho mal y menos si se conoce al detalle, como es el caso, nos tenemos que limitar al grado de implicación y de responsabilidad que puedas tener en este asunto que, como bien sabes, es a todas luces ilícito, sin lugar a dudas fraudulento y estéticamente desastroso. No te queda alternativa, ensaya tu mejor cara de tonto y ponla desde el primer día. No sabías nada, confiaste plenamente porque no te cabe la desconfianza, ni la sospecha, porque eres ingenuo, y no sabes lo que valen las cosas ni a cuánto se paga el esfuerzo, tu socio si lo sabía y lo aprovechó: explotó tu imagen y posibilidades exprimiendo tu ingenuidad hasta volverte tonto para hacerse rico. Así que tú hazte el tonto y cuando eso no baste, tira de olvido.
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