“Supongo que cuando se es joven parece muy fácil distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando uno se hace mayor, resulta más difícil. Los villanos y los héroes se confunden”. James Bond.
Ian Fleming ideó una Sociedad Permanente Ejecutiva de Contraespionaje, Terrorismo, Rebelión y Aniquilamiento, Spectra, secreta, a la cual debía combatir con destreza y pasión Bond, James Bond, a lo largo de muchos de los títulos que ilustran la saga y que de un modo u otro reaparecía a pesar de haber sido aniquilada explosivamente en la cinta anterior. De carácter mundial, con resortes por toda la geografía y con la ambición de originar el mal y esclavizar a la humanidad para capricho y antojo de su maléfico líder, de controlar los movimientos, las acciones, los gustos, el consumo, cada detalle de la vida de la humanidad, elaboraban toda su estrategia solo en la idea de tener todo el poder terrícola en sus manos bajo la permanente amenaza de la destrucción total. Menos mal que Bond, James Bond, inmortal, siempre les derrotaba en los últimos fotogramas sin despeinarse más de lo justo y, sobre todo, sin perder un ápice ni el glamur de la media sonrisa de su rostro ni, lo que es más sorprendente, arrugarse el traje pese al enorme esfuerzo.
Uno tiene la sensación de que Spectra ha dejado de ser la secuencia de unos fotogramas de cine para hacerse real, distinguible, palpable y no hay más que enfocar bien la retina para distinguir la procedencia del mal. Trump y Elon Musk podrían ser un ejemplo y, ambos, el dueto que controla el mundo: el músculo militar y financiero de EEUU para atemorizar al resto de los países del globo en la idea de someterlos a los antojos del único presidente que ha entrado en la Casa Blanca habiendo sido condenado como delincuente y que lo primero que ha hecho ha sido despedir a los magistrados que le investigaron al no ser de su confianza, o sea…, y el dueño de Tesla y Space X, el personaje más rico del mundo que no disimula en su afán de someter a la opinión pública poniendo su red social al servicio de sus maléficos intereses. Esto es peligroso. De ello se ha beneficiado Trump para su retorno a la presidencia, como lo harán otros que encajen en el perfil que Spectra pudiera perseguir para extender su red de dominio. Habrá que estar pendiente a cómo actúa este dúo en elecciones como las inminentes en Alemania y si formaciones de ultraderecha, que son las suyas, crecen exponencialmente en este camino que claramente han emprendido para controlar el mundo a través de radicales y en beneficio propio. Spectra versión real.
El mal siempre ha existido, no es actual ni moderno, desde la edad media la historia recoge miles de episodios protagonizados por malos que demuestran que para que exista el bien es necesario el mal, son péndulos que oscilan y equilibran el sistema como el que transita entre la felicidad y la tristeza: sin una es imposible que exista la otra. El peligro radica cuando el péndulo no bascula y todo es felicidad, que se convierte en hastío, tristeza, que deriva en depresión, bien, que tergiversa en un insoportable buenismo, o mal, que es en lo que cada día más se parece lo nuestro porque la divulgación intencionada, maliciosa e injuriosa de procedencia desconocida ha crecido desde lo que antes era un cotilleo de pasillo, hasta cierto punto divertido, a lo que hoy es, en minutos, información mundial, dirigida. El mal ahora circula en fórmula uno y lo hace por autopistas de tres carriles.
Hay muchos ejemplos. Por citar uno de ámbito local es el episodio que ha vivido estos últimos días el alcalde de Cádiz Bruno García, contra quien Spectra -versión esto es Cadi y aquí hay…- confabuló orquestándole un episodio siniestro de carácter sexual, porque es el que mejor consume el público disperso que acude raudo cuando unos cuernos adornan la historia, mediante el cual se habría producido un encontronazo a trompicones y en un conocido bar entre él y el marido de una concejala suya y con la que mantendría, según el bulo, una relación íntima. Para darle veracidad al asunto, el ideólogo de la trama orquestó un video producido a través de Inteligencia Artificial en el cual el alcalde y la concejala se besaban amorosamente tras una rueda de prensa y, acto seguido, se le daba cancha a través de redes para que la historia tomara forma de información veraz en minutos y provocara que incluso algunos aseguraran enérgicos conocer a quienes habían presenciado en directo el encontronazo. Tal dimensión tomó el asunto en Cádiz que el alcalde se vio obligado a salir públicamente a desmentirlo y ha conseguido que la mayoría le crea, pero seguro que habrá quien opine que algo habrá atendiendo a la máxima de que cuando el río suena... El morbo es lo que tiene, deja poso. Y Spectra logra lo que persigue, de la nada erosiona.
Si esta manipulación mediocre se orquesta en Cádiz, qué no otras bien construidas y mucho más sibilinas se organizan a diario a otros niveles para moldear la opinión pública en favor de intereses políticos o económicos, que al final son los mismos.
Vamos a asistir en los próximos años a un espectáculo permanente donde el mal florece por todas partes, al menos y por desgracia pinta de ello tiene todo a poco que se otee el panorama con cierta perspectiva y, en consecuencia, hay que estar atentos a ello, filtrar bien, buscar el periodismo serio de contraste porque hoy es más necesario que nunca y tener cautela porque todo hace indicar que el presente es de los malos, juegan con instrumentos más eficaces y no sienten freno ante las barreras que suponen los principios elementales.
El bien y el mal se agrupan como en aquel libro de King, La danza de la muerte, donde tras una catástrofe mundial la humanidad resultante tenía dos tipos de sueños y fruto de los cuales emprendían un viaje que les agrupaba entre buenos y malos para, al final, enfrentarse en la batalla final por el todo o la nada.
Los libros de ficción y el cine de aventuras han sido superados por la realidad y si Elon Musk fuera un malo que tras crear una red social manipulara a la opinión pública del mundo para establecer liderazgos políticos de corte ultraderechista y rescatar el nazismo racial, si además tuviera en su organización el mayor ejército del mundo y el control armamentístico absoluto, misiles y la conquista del espacio como objetivo y su socio político fuera un insensato desleído y grotesco hasta nuestro Bond, James Bond, alucinaría con la fuerza del guión. Lo malo es que fantasía no es.
