Cada mes de enero renacen en cada uno de nosotros las buenas intenciones, y nos proponemos cumplir aquellos objetivos personales que, por una u otra razón, hemos ido postergando. El ser humano entiende su vida como un libro dividido en capítulos independientes que ofrecen la posibilidad de “empezar de cero”, sirviéndose para ello de una fecha señalada en el calendario.
Con esa motivación extra y energía renovada, sacamos del cajón la vieja “lista de cosas pendientes” por hacer. Dejar de fumar, practicar ejercicio, perder peso, aprender otro idioma o tocar un instrumento musical son algunas de las metas que nos proponemos alcanzar. Una de cada tres personas, aproximadamente, se plantea este reto personal, pero menos del 10% de ellas son capaces de cumplirlo de manera satisfactoria.
Entender cuáles son las principales dificultades para conseguir estos buenos propósitos nos ayudará a implementar los medios adecuados para que ese porcentaje sea mayor. La primera dificultad con la que nos encontramos es que nuestro cerebro es demasiado conservador e interpreta cualquier cambio como un riesgo potencial, mostrando resistencia a incluir un nuevo hábito en nuestra vida diaria. Dicho de otra manera, “somos animales de costumbres”. Pero ese freno que tenemos hacia cualquier modificación puede, finalmente, ser nuestro mejor aliado si conseguimos interiorizar una actividad, repitiéndola una y otra vez, y convirtiéndola en una tarea automática, una rutina.
Es necesario que el proceso no sea brusco e ir incorporándolo poco a poco. Por ejemplo, si te planteas hacer ejercicio, quizás deberías empezar por ir andando al trabajo o dar un largo paseo de vuelta a casa. Pero, antes de llegar a eso, lo primero que deberíamos plantearnos es qué cambio deseamos implantar en nuestra vida, es decir, centrar nuestro objetivo.
Es importante huir de grandes listas de pretensiones, centrarnos en un solo deseo importante y sumar todas nuestras fuerzas para lograrlo. Para ello, es recomendable utilizar lápiz y papel. La huella que deja nuestra propia escritura en el cerebro genera un mayor impacto. Redacta también cómo vas a conseguirlo y qué cambios vas a hacer en tu vida para lograrlo. Esto generará un compromiso contigo mismo. La planificación es esencial para hacer frente a todos los argumentos negativos e inconvenientes que nos alejen de nuestro objetivo.
Otra poderosa herramienta que podemos usar en nuestro beneficio es la “visualización”. Imaginar las situaciones y dificultades de nuestro futuro desafío permitirá que encontremos respuestas a los problemas y obstáculos que, tarde o temprano, surgirán. Simplifica tus decisiones, así disminuirás la fatiga mental. Ese es el motivo por el cual muchas personas muy ocupadas deciden llevar cada día la misma combinación de colores o estilo de ropa en su trabajo.
Rodéate de apoyos en tus nuevos retos o expectativas, y evita las tentaciones. Elimina de tu mente esos momentos de “esto es imposible” o “no merece la pena”. Y, cuando retrocedas en tus progresos, no te desanimes; es normal encontrar “piedras en el camino”. Releer tu diario de objetivos te ayudará a reconducir la situación.
Y, aunque parezca una frase de libro de autoayuda… “quiérete y recompénsate por tus avances”. Puedes darte un pequeño capricho; esa maravillosa liberación de dopamina te reafirmará en tu perseverancia y te dará ese empujón que necesitas para continuar adelante.
Si, a pesar de todo, no lo consigues, busca otra fecha importante, como el inicio de la primavera, el verano o, quizás, tu cumpleaños. Pero intenta encontrar siempre un motivo y un día en el calendario para volver a intentarlo.
