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Los coches en doble fila siguen reinando en la calle Porvera

La zona naranja no ha evitado una práctica que dificulta la circulación

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  • Los coches estacionan en doble fila sin disimulo haciendo uso de las luces de emergencia -
Los jerezanos siguen con la mala costumbre de querer ir con el coche a todas partes. Da igual que se vaya a recoger a un hijo a la puerta del colegio, a hacer una compra o a sacar dinero del cajero. Los vehículos estacionados en doble fila siguen haciendo del hecho de circular por la calle Porvera una auténtica tortura.

En una de las calles con mayor volumen de tráfico del centro de la ciudad, la gente no se contenta con los aparcamientos habilitados tanto en la zona azul como en la ya menos novedosa zona naranja, con la que el Ayuntamiento buscaba la rotación de los vehículos. Un año y medio después de su puesta en marcha, y de las promesas por parte del Consistorio de que no se iba a permitir “bajo ningún concepto la doble fila”, ésta sigue siendo la fórmula de estacionamiento más utilizada. Y eso que es ilegal.

año y medio después
La zona naranja de aparcamiento en la calle Porvera entró en funcionamiento a finales de mayo de 2009. La iniciativa, que pronto cumplirá año y medio, permite a los vehículos de los usuarios no residentes aparcar durante un tiempo máximo de treinta minutos con el objetivo de reactivar la actividad comercial.

Esta medida nació para dar respuesta a la demanda al pequeño empresario de este vial, que venía reclamando más facilidades para los potenciales clientes a la hora de encontrar plazas. Cabe recordar que con el inicio del pasado año el Gobierno local puso en marcha un nuevo Plan de Movilidad, que modificó la zona de aparcamientos para dar cabida a un carril-bus en sentido contrario, con nefastas consecuencias para los comerciantes, según denunció entonces la plataforma Porvera Viva. Con la aplicación de la zona naranja desaparecieron gran parte de las plazas de zona azul que permitía a los ciudadanos estacionar durante un máximo de dos horas. Eso sí, de esta manera se ponía solución al gran caos que se originó entonces, y que provocó el cierre de algunos comercios por la caída de las ventas.

El carril-bus, que había confirmado su fracaso, fue suprimido en septiembre del pasado ejercicio, tras más de seis meses de críticas de comerciantes y de continuos socavones en la vía.

Ahora, la Porvera, una vez que ha dejado de ser el centro de atención, vuelve a ser un caos. Y es que, pese a que mantiene el sentido único que recuperó tras el fracasado cambio del Plan de Movilidad, quienes circulan por la transitada vía han de ir esquivando los numerosos vehículos que se detienen de pronto con el recurrente uso de las luces de emergencia sin que exista ésta. El motivo suele ser que toca esperar a los niños a la salida del colegio, comprar alguna que otra cosa, hacer alguna gestión en el banco o sacar dinero en alguno de los cajeros existentes.

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