Por qué hablan los profesionales de educar en positivo? ¿qué hay de positivo en ello?
En la sociedad existen diferentes figuras de padres y madres, unos son más permisivos, otros más autoritarios. Unos dialogan más con sus hijos y otros exigen y ordenan. Como se suele decir: “ni tanto ni tan poco”. A la hora de educar hay que tener muy presente el sentido común, la calma y paciencia, que en millones de ocasiones nos falla.
Cuando le decimos a un compañero de trabajo que algo no está haciendo bien, ¿cómo lo hacemos? ¿gritando? ¿alterados? Simplemente se lo indicamos, dialogamos con él, en cambio a nuestros a hijos, en determinadas ocasiones lo hacemos perdiendo los nervios, chillando y con actitud desesperante. Evidentemente, todo depende de muchos factores; de sí ya se lo hemos dicho con anterioridad, de si no es capaz de corregirse, de la edad del niño/a, etcétera.
Y, los castigos ¿Realmente son beneficiosos?
Según los expertos, los castigos no funcionan a largo plazo. ¿Cuántas veces habéis castigado y castigado...? y, sigue haciéndolo, ¿quizás sea porque no está funcionando el castigarle? Para ello, debemos tener en cuenta otros factores y al propio niño/a.
Debe existir una relación entre la conducta y la consecuencia. “Si no te comes el pescado, no te dejo el móvil”, no está relacionado, por ejemplo. Realmente, el niños/a no está aprendiendo de su conducta con la consecuencia.
Y ello, se puede llegar a convertir en “Haré lo que me pidas a cambio de algo”.
Por otro lado, tenemos el famoso “rincón de pensar”, el cual, fue creado realmente, para los momentos en el que los padres perdemos los nervios y así mientras el niño/a está quieto, los padres pueden pensar y recuperar la calma. Sorprendente ¿verdad? Este rincón tampoco tiene ningún beneficio hacia los niños, ¿creéis que realmente están pensando por si solos sobre lo mal que se han portado? O ¿estarán aumentando su rabia, su ira, ...y lo malos que son sus padres castigándolos....? Busquen recursos; hablándoles del tema, de porque no está bien lo que han hecho, las repercusiones que puede tener ese acto, la necesidad de no volverlo a hacer, cómo se sienten, cómo se sentirían si…
Os invito a que os sentéis a pensar qué tipo de crianza queréis dar a vuestros hijos/as, qué valores les queréis transmitir y desde la calma, el control y la disciplina, lo hagáis. Evidentemente, no hay una fórmula exacta, como en las matemáticas, ello depende de muchas variantes y sobre todo de vuestra elección. Pero tened en cuenta, que educar en positivo, dotarlos de una correcta autoestima, fomentar su autonomía, dialogar, ser modelos de ellos, ayudarlos a comprender y gestionar sus emociones... es un gran paso para educar a futuras personas adultas.