Pero desde entonces y hasta ahora, es la empresa constructora del mismo, como estaba estipulado y así anunció el área de Medio Ambiente, la que se encarga del parque, ya que durante el primer año así está asignado. Los vecinos denunciaban que veían excesivos restos del botellón o las reuniones de los chavales adultos, lo que constituía un ambiente algo enrarecido para los menores, que son al fin y al cabo los que tienen que tener derecho a disfrutar del mismo.
El mayor problema lo constituían los restos de botellas u otros vidrios, que podían ser objetos cortantes con los que tropezaran los pequeños, así como la suciedad, entiendo los padres que llegado un momento, la falta de limpieza era un elemento antihigiénico, sobre todo en un espacio llamado a ser una zona de recreo y diversión para los niños del Pago de la Alhaja. El hecho de que no haya seguridad también preocupa a los padres, pero como el parque permanece cerrado por la noche, en principio no parece ser un servicio que se vaya a ofrecer a los vecinos. Eso sí, los ciudadanos de esta parte de la ciudad plantean que, al ser las vallas perimetrales de baja altura y no altas como así pidieron, cualquiera puede utilizar el parque fuera del horario establecido.
Por el momento, los juegos infantiles no han sufrido excesivos actos vandálicos, aunque sí hayan ocurrido algunas desgracias con las luminarias. La asociación de vecinos repugna este tipo de actos e incluso invita a cualquier vecino que vea actuaciones que no correspondan con la lógica a llamar a la Policía Local, puesto que es deber de todos, no sólo de los usuarios del parque, mantener este espacio en perfecto estado de revista. Y es que la construcción de este parque, que es todo un avance en lo que respecta a este tipo de lugares, ha costado nueve años de reivindicaciones.
