Esto que ocurre en Jerez se puede extrapolar a cualquier otra tierra, lo que pasa que la programación aquí es mucho más peligrosa por aquello de que hay más artistas que albañiles, que diría aquel. Es normal, lógico, humano y hasta romántico que cada quien quiera formar parte de cualquier evento flamenco del verano a pesar de que, como me dijo un día Periquín Niño Jero, "los de Jerez por fuerza quieren estar en la Fiesta de la Bulería pero ¿qué hacen el resto del año?".
Muy acertada la reflexión de uno de los que más kilómetros tienen a sus espaldas entre carreteras y escenarios con su guitarra bajo el hombro. Queda, por tanto, una nostálgica herencia de aquellos años en los que La Bulería era un fiesta de una noche, en la que se entendían estaban los más afamados del momento como La Paquera de Jerez, reina perpetua, o más recientemente Juan Moneo 'El Torta'. ¿Quién no quería compartir escenario con esos monstruos?
Ahora todo ha cambiado, hay una programación veraniega de más de veinte galas entre Viernes Flamencos, Noches de Bohemia, Fiesta de la Bulería o Festival de las Academias de Baile en las que se le da hueco a los más jóvenes de cada casa. Lo que está claro es que quien no haya estado este año, quizás estuvo el año pasado, o estará el que viene. Siempre hay excepciones, pues ciertamente algunos nombres están más desplazados que otros en estos certámenes y ahí si aplaudo a los que se muestran descontentos por redes sociales, foro de todos.
Por poner un dato, según el programa ya publicado, la Fiesta de la Bulería subirá al escenario en esta edición a unos cien nombres entre cantaores, bailaores, guitarristas o palmeros, de distintas generaciones o niveles. Si sumamos los otros ciclos podemos llegar a leer otros cien más.
Las peñas flamencas hacen su gran labor en otoño y primavera, con recitales que dan espacio a otros artistas que por el motivo que sea no están en otros circuitos pero que tienen derecho a ponerse al sol. Y es que el sol sale para todo el mundo.
También es curioso la afirmación de “Jerez no le da el sitio a…”, o la de “Jerez ha olvidado a…”. ¿Quién es Jerez? A esa frase le faltaría un “menos yo”, para el que acusa se salga del saco que dibuja.
Siempre he defendido que no hay mayor premio para cualquier artista que el cariño que pueda profesarle su público. Ese que compra una entrada y le toca las palmas al acabar la actuación. El que se emociona cuando sale en una pantalla o comparte el vídeo que le llega por Facebook.
Todo esto viene a decir que habría que dejar, o eso entiendo yo, a un lado las acusaciones continuas y aplaudir a los que están, a lo que se hace y participar. Esto último es fundamental. ¿A cuántos de los que hablan de flamenco por los debates de Internet se les ve por las peñas flamencas de acceso gratuito o compran la entrada de un espectáculo que en muchas ocasiones va a taquilla? Que nadie se enfade, lo único importante es “sumar”, como también decía mi amigo en el recuerdo Juan Luis Martínez, presidente que fue de la Peña La Bulería durante años. Sumar.