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Acento andaluz

52 minutos: 37 muertos

El 25 de octubre de 2003, en medio de un temporal, el capitán del Focs Tenerife, carguero que estaba fondeado cerca de la costa, avistó a una patera...

Publicado: 09/10/2023 ·
08:55
· Actualizado: 09/10/2023 · 09:08
  • Una patera. -
Autor

Fernando Pérez Monguió

Presentador de 'Acento Andaluz' en 7 Televisión y jefe de informativos de la Cadena SER Andalucía

Acento andaluz

Fernando Pérez Monguió analiza en este espacio la actualidad andaluza, con fibra progresista y corazón social

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El 25 de octubre de 2003, en medio de un temporal, el capitán del Focs Tenerife, carguero que estaba fondeado cerca de la costa a la espera de mejores condiciones, avistó una patera de unos 8 metros de eslora repleta de inmigrantes que intentaban achicar agua para no zozobrar. A las 19.09 horas avisó a Salvamento Marítimo del peligro que corrían los ocupantes de esta embarcación. Pese a la gravedad de la situación, debido a una cadena de infortunios y mala planificación, Sasemar no activó el dispositivo de rescate hasta 52 minutos después. Para entonces, los restos de una patera destrozada tras colisionar con arrecifes y rocas habían ya varado en una playa de Rota (Cádiz).

Entremedio, una llamada de auxilio no satisfecha que debió investigarse, pero que el Gobierno español orilló para evitar un conflicto diplomático con los EEUU. Ante la imposibilidad de intervenir de inmediato porque dos patrulleras estaban averiadas y los agentes de servicio estaban en Conil, Salvamento Marítimo llamó a la Base Militar de Rota que dispone de efectivos militares, barcos, lanchas, helicópteros, etc… La contestación fue que no estaban en condiciones de ofrecer ninguna ayuda a una patera que estaba a apenas 200 metros del recinto militar. En definitivo, se lavaron las manos.

El Gobierno, para desviar la atención de esta negativa norteamericana de auxilio, recurrió de manera miserable incluso a acusar al capitán del Focs de no hacer lo suficiente por estos inmigrantes al no rescatarlos. Precisamente el capitán llamó nuevamente a media noche a Salvamento para interesarse por la barca. “Ya apareció la patera”, le tranquilizaron. Días más tarde el mar gritó la verdad: un recuento macabro de cadáveres en avanzado estado de descomposición (incluso con las caninas al aire tras ser devorados los rostros por los peces) que el oleaje fue arrojando a las playas de Rota y la vecina localidad de El Puerto de Santa María.

Años más tarde la mayoría de los 37 fallecidos fueron enterrados sin nombres y apellidos y sin ser reclamados por sus familiares, la mayoría de una pequeña aldea del norte de Marruecos. En unos días se cumplirán 2 décadas de la mayor tragedia migratoria hasta ese momento en aguas españolas y europeas, y no he podido evitar acordarte de este vigésimo aniversario al conocer que en la Cumbre de la Unión Europea en Granada los 27, debido a las reticencias de Hungría y Polonia, no han avanzado en compromisos firmes y seguros sobre el fenómeno migratorio. Como cantó la Los Yesterday: “De sinvergüenza ni hablar, me da vergüenza de ser un hombre”.

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