Los equipos técnicos del Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Jaén que trabajan en la parcela C de Marroquíes Bajos han procedido a exhumar, tras semanas de excavaciones, un nuevo enterramiento, el segundo, encontrado en este espacio de 8.000 metros cuadrados. Se trata de un cuerpo que parece pertenecer a una persona de corta edad y de baja estatura, de la época tardo-romana, también llamada visigoda, con más 1.500 años de antigüedad. Ha sido hallado muy cerca del primer enterramiento localizado en la parcela; de hecho, los restos reposaban a unos cinco metros de la tumba donde fueron encontrados, a finales de julio de 2020, los de una mujer, posiblemente adolescente y cristiana, que se hallaba bajo las raíces de un árbol que prácticamente se habían fusionado con el esqueleto. "La Concejalía de Cultura continúa con sus trabajos arqueológicos en este yacimiento que nos está dando muchas sorpresas", ha señalado el edil José Manuel Higueras, al tiempo que ha destacado el potencial de este conjunto, donde se concentran restos del Calcolítico, árabes y tardorromanos, como elemento de gran interés para la promoción turística.
"Marroquíes es una fuente inagotable de información para explicar nuestra existencia como ciudad y nuestra vida en comunidad", ha señalado el concejal de Cultura. Al respecto de este último avance arqueológico, Higueras también ha explicado que el cuerpo recibió sepultura orientado hacia la salida del sol y que, en lo que al sexo y la edad concreta del individuo se refiere, tendrá que ser determinada por el equipo antropológico que colabora con las excavaciones impulsadas por el Ayuntamiento. En cualquier caso, ya queda claro que se encuentra en un punto del yacimiento en el que pudo haber un camino, en un paraje que estuvo a las afueras de la ciudad romana de Aurgi, pero no muy lejos de la cisterna localizada también en este emplazamiento, ubicado en el actual barrio de Expansión Norte. En esta zona, de hecho, todo apunta a que existe una necrópolis visigoda. En el caso de esta última tumba, presenta características muy interesantes, al encontrarse bajo grandes losas de piedra, lo que aporta datos sobre los modos de vida de esta etapa del pasado local. Aunque no se ha rescatado ajuar alguno, sí han aparecido restos de madera, con lo que todo indica que el cuerpo fue enterrado cubierto con alguna estructura que pudo haber sido elaborada con este material. El hecho de que se eligiera el lugar de reposo eterno para los muertos cerca de las vías de acceso a las principales urbes era algo habitual en el periodo tardo-romano, en torno al siglo V y VI de nuestra era, tal y como ha apuntado el edil.