Se anuncia el cierre inminente de Stradivarius en la calle Larga con lo que el mundo Inditex desaparece totalmente de la faz del centro comercial abierto de nuestra ciudad, donde reinaba no hace mucho. Restan algunas firmas que se mantienen, aunque pocas, que arropan el empuje de los comerciantes locales. Obviamente es otra mala noticia para un centro que necesita, entiendo, algo más que debates sobre cierres o aperturas de calles, sobre la idoneidad o no del adoquinado o incluso sobre los propios autobuses urbanos.
El centro necesita con urgencia la creación de una mesa de análisis donde no haya diferencias políticas, donde las distancias personales se aparquen y con presencia de técnicos externos e incluso de profesionales que hayan vivido en sus poblaciones de residencia un cambio estructural y comercial como al que se está abocado en Jerez. Esa mesa debería servir de base para saber por donde debe caminar desde ahora y para el cercano futuro ese centro comercial abierto que está llamado a dinamizar una zona que acusa el cierre de innumerables comercios que fueron y ya no son, de calles que muestran el signo de la decadencia y de un flujo de viandantes que no es el que se espera en una urbe de doscientas mil almas.
Sin dramatismo pero con coherencia y sensatez creo que son los propios comerciantes los que tienen que coger la sartén por el mango y ponerse a cocinar la comida del futuro antes que los productos caduquen.
Y es que todos nos estamos jugando mucho, sobre todo los propios autónomos, de cara a tener un centro de Jerez que llame la atención y presente ese aspecto que merece y que no haga, dudar al visitante cuando se le indica que a nivel demográfico somos la quinta ciudad de Andalucía y que somos con una diferencia abismal la más poblada de la provincia.
