El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó este viernes su voluntad de utilizar la diplomacia silenciosa, ya experimentada con Israel en el conflicto con Hamás, para relacionarse con Corea del Norte y lograr la desnuclearización de la península de Corea.
El líder estadounidense detalló su estrategia con Pionyang, muy distinta a la de su antecesor, Donald Trump (2017-2021), tras recibir en la Casa Blanca al presidente surcoreano, Moon Jae-in.
"Nuestras dos naciones comparten la voluntad de implicarse diplomáticamente para que Corea del Norte tome medidas pragmáticas que reduzcan las tensiones a medida que avancemos hacia el objetivo final de desnuclearización de la península de Corea", dijo Biden en rueda de prensa tras el encuentro con Moon.
Biden, de hecho, aprovechó la comparecencia junto a su homólogo para anunciar el nombramiento como enviado especial para Corea del Norte del experimentado diplomático Sung Kim, quien ha ejercido en el pasado como embajador estadounidense ante Corea del Sur, las Filipinas e Indonesia.
Moon, por su lado, consideró que el nombramiento de Kim refleja el "firme compromiso" de Washington para buscar una vía diplomática con Corea del Norte y dijo tener "muchas expectativas" con su elección, al describirle como "un hombre de gran calibre".
SIN CARTAS NI CUMBRES
Lejos parecen quedar las cartas que Trump intercambiaba con el líder norcoreano, Kim Jong-un, con el que se reunió en tres ocasiones (la primera en 2018 en Singapur, la segunda en 2019 en Hanói y la tercera también en 2019 en la zona desmilitarizada que divide la península coreana) en busca de la desnuclearización.
El nuevo enfoque abandona el "todo o nada" de Trump, pero también la "paciencia estratégica" de Barack Obama, apostando por una especie de vía intermedia que persigue el diálogo diplomático silencioso, el mismo que Biden empleó en busca de una tregua en el reciente conflicto en la Franja de Gaza.
Biden evitó nombrar a Trump, al que se refirió, al ser preguntado sobre un posible encuentro con Kim Jong-un, al que dejó la puerta abierta en caso de que tenga un propósito claro y esté previamente preparado por su equipo diplomático.
"Lo que no voy a hacer es lo que se hizo en el pasado reciente", sostuvo Biden, insinuando que las cumbres con Trump sirvieron al líder norcoreano para promover su legitimidad nacional e internacional.
PIONYANG CENTRA LA AGENDA
Corea del Norte fue el gran asunto del encuentro entre Biden y Moon, que ha centrado su mandato en mejorar las relaciones con Pionyang y recientemente reiteró su compromiso de lograr la paz antes de dejar el poder en menos de un año.
Seúl ha optado por aparcar el asunto de los derechos humanos para restablecer el diálogo y sellar la paz, pero Washington insiste en sus denuncias contra Pionyang.
Por ese desencuentro estratégico o por otros motivos la reunión que fue a puerta cerrada se alargó más de dos horas, más de lo previsto, por lo que el equipo de Biden les interrumpió varias veces para avisar: "se están excediendo de tiempo".
"Está bien. Disfruté tanto de nuestras reuniones que se ha retrasado toda la agenda", detalló Biden a la prensa.
La de Moon fue la segunda visita de un líder extranjero a la Casa Blanca desde la llegada de Biden hace cuatro meses después de la del primer ministro japonés, Yoshihide Suga, lo que indica la importancia que el actual Gobierno da a la región Indo-Pacífico.
VACUNAS PARA EXPORTAR
Biden aprovechó la ocasión para anunciar que Estados Unidos prevé producir cerca de 1.000 millones de dosis de la vacuna contra la covid-19 en los próximos meses para exportar a otros países.
El mandatario recordó que Estados Unidos está listo para hacerlo ya que dispone de vacunas de sobras para inmunizar a todas las personas que así lo deseen dentro se sus fronteras.
"Creemos que entre la segunda mitad de 2021 y ya en 2022 podemos producir otros 1.000 millones de dosis de la vacuna, porque no es que solo hablemos de EE.UU. o Corea del Sur, estamos hablando sobre el Indo-Pacífico, estamos hablando sobre el mundo", dijo.