Doña Mencía, un municipio de 4.615 habitantes enclavado en la Subbética cordobesa y situado a 52 kilómetros de la capital, ha salido de la Semana Santa sin clases en sus dos centros docentes, suspendidas el sábado por las Junta de Andalucía, y autoconfinado por el desbordamiento de los contagios de la Covid-19.
Su alcalde, Salvador Cubero (IU), ha explicado este lunes a Efe que la decisión que adoptó la noche del pasado sábado la Comisión Provincial para el seguimiento de las medidas de prevención, protección, vigilancia y promoción de salud frente a la covid-19 "es lo que veníamos pidiendo desde hace unos días y entendemos que es una medida necesaria".
Aunque, de hecho, concretó, el pueblo no ha amanecido de forma diferente porque el IES Mencía López de Haro y el CEIP Alcalá Galiano no hayan abierto sus puertas ni lo vayan a hacer el resto de la semana debido a que "ya, incluso antes de la semana de vacaciones, desde el Ayuntamiento habíamos recomendado a las familias que dejasen de llevar a los alumnos a los centros educativos y la inmensa mayoría había cumplido".
Esta recomendación municipal se debió a que la decisión de situar a Doña Mencía en el nivel de alerta 4 grado 2 llegó una semana tarde, en su opinión. El Ayuntamiento poseía datos el 18 de marzo que doblaban los de la Junta, 498 casos por cada 100.000 habitantes, cuando se reunió el Comité Territorial de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto de la provincia de Córdoba y no adoptó ninguna limitación.
La Consejería de Salud y Familias actualizó al día siguiente la cifra, y al detectar una subida de la incidencia, según señalaron a Efe fuentes de su Delegación Territorial en Córdoba, se propuso un cribado, que tuvo lugar la semana siguiente, que fue cuando se decretó el cierre de toda actividad no esencial y el cierre perimetral del municipio, el único que se mantiene en la provincia de Córdoba.
Para el alcalde menciano, "es cuestión de aprender de esta situación, más que buscar el origen de los contagios ahí, para que en el futuro no vuelva a ocurrir esto otro sitio", por lo que planteó "replantearse el protocolo que hay para ver si en determinados momentos o en casos excepcionales, como el nuestro, si no hace falta tomar medidas extraordinarias.
"Se dejó pasar una semana que entendemos que fue un tiempo precioso que se ha perdido para controlar la movilidad y evitar el contagio", a juicio de Cubero, que no achaca la situación ni a falta de previsión de la Junta ni de los expertos, aunque sí ve preciso que "hay que irse ajustando a la situación que estamos viviendo".
Está convencido de que es la cepa británica la causante de que el municipio, cuya tasa está hoy en 7.410,6 casos, 281,7 menos que el pasado miércoles, la anterior actualización, y que multiplica por más de 3,2 el siguiente municipio andaluz con más tasa, Alboloduy (Cádiz), con 2.298,9.
El alcalde afirma que son pocas las "personas que salen a la calle", y durante la mañana, "para hacer las actividades más necesarias, como es la compra", ya que "casi todo el mundo está cumpliendo con bastante celo las medidas y las propuestas que hemos hecho de confinamiento en casa y de respeto a las medidas de seguridad".
Salvador Priego regenta la confitería Sayma y considera que "esto es una ruina". Su establecimiento únicamente abre "un rato" por la mañana para vender el pan que elabora, que es "con lo que me defiendo".
Y lo peor, según confesó a Efe, es que piensa que "aquí hay para rato", un estrés que comparte Adelaida Luna, de Supermecados Iberplus, pero tanto por el volumen de pedidos que tiene como la afluencia de público en su establecimiento, donde tiene que limitar el aforo en ocasiones para cumplir la normativa sanitaria y hacer que el personal espere en la calle.
Su impresión no es que haya menos personas, sino al contrario, "incluso más" afluencia en determinados momentos del día, porque hay quienes que "no dejan de salir a la calle por el coronavirus ni por nada".
A quien le ha afectado negativamente de lleno la situación, como a Salvador Priego, es a José Muñoz, que se dedicada a elaborar patatas fritas y aperitivos, y no por la afluencia a su centro de producción, que se encuentra a las afueras de Doña Mencía y donde la asistencia de clientela es muy limitada, sino porque "no hay consumo".
Productos Muñoz trabaja "bastante con la hostelería" que, desde su perspectiva, se encuentra "bastante parada".
De momento, hasta el lunes próximo no habrá clases presenciales en Doña Mencía, en cuyos dos centros educativos se "procederá a la desinfección de las instalaciones de acuerdo con los protocolos", conforme anunció la Delegación Territorial de Salud y Familias el sábado pasado al mismo tiempo que su clausura durante esta semana.