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Sevilla

Éste es el valor del tesoro de Tomares: medio millón de euros

La comisión de expertos valora que a los operarios que lo encontraron les corresponderían 125.000 euros

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  • Cada moneda tiene un valor material de ocho euros
  • El tesoro consta de 53.208 monedas

El tesoro de Tomares, localizado de forma accidental el 27 de abril de 2016 durante unos trabajos de canalización eléctrica en el parque metropolitano del Olivar del Zaudín del municipio sevillano e integrado por 53.208 monedas romanas de los siglos III y IV, tiene un valor de 468.230 euros, según la comisión de expertos encargada de su tasación con vistas a determinar el premio legal que pudiera corresponder a los descubridores del hallazgo, cuyas conclusiones ha dado a conocer hoy la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo.

Así, los miembros de la comisión -integrada por los expertos José María Luzón Nogué, Ramón Corzo Sánchez y José Beltrán Flores- otorgan un valor medio de ocho euros a cada pieza, teniendo en cuenta que 49.277 son “monedas sin limpiar”, lo que supone una cantidad total de 425.664 euros. A dicha valoración se le suma un 10% (42.566 euros) al tratarse de un hallazgo documentado arqueológicamente y que se exhibirá en un contexto educativo y museístico. 

La valoración del tesoro de Tomares -repartido en 19 ánforas, de las que diez estaban fragmentadas al sufrir el impacto de la maquinaria, pero nueve permanecían intactas y cerradas- se ha realizado a partir de las conclusiones del informe de los equipos técnicos del Museo Arqueológico de Sevilla, encargado del desembalaje y la manipulación de las piezas, y del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), que se ha ocupado del trabajo de documentación y de la videoendoscopia.

En la presentación de la investigación, Patricia del Pozo ha indicado que se trata de “un paso importante para su puesta en valor  como una parte esencial del Patrimonio Histórico de la provincia de Sevilla, de Andalucía y de España”. “Vamos a potenciar la protección y la divulgación de nuestros bienes patrimoniales, tal como se podrá comprobar en los próximos presupuestos”, ha indicado Del Pozo, quien ha estado acompañada por el alcalde de Tomares, José Luis Sanz.    

La consejera de Cultura y el regidor de Tomares agradecieron el trabajo de los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y del Museo Arqueológico de Sevilla. Asimismo, anunciaron que el tesoro se exhibirá en este centro museístico de la capital hispalense y en la Hacienda Montefuerte de Tomares, una vez concluyan los trabajos para adecuar este espacio que data del siglo XVI como recinto cultural y museístico.  

Sobre la investigación, el equipo de videoendoscopio usado para conocer qué contenían las ánforas poseía un tubo delgado de 4,4 milímetros de diámetro exterior con una punta dura de 15 milímetros y un pequeño radio de curvatura para acceder a lugares recónditos. Aunque el sistema ofrecía una sonda con longitud de 150 centímetros, el máximo de profundidad al que se llegó fue de 21,5 centímetros. Su iluminación LED permitió obtener vistas claras y bien iluminadas de la exploración.   

Atendiendo a la recomendación de los expertos se acordó que, para documentar el contenido de las ánforas, no era necesario inspeccionar los nueve recipientes sellados, por lo que se seleccionaron cuatro para su estudio por videoendoscopia. En algunas de ellas, la pérdida de material dejó una apertura para introducir la sonda. En otras, se retiró la mínima cantidad de tierra necesaria con instrumental específico para el videoendoscopio. El material extraído se recogió para su posterior análisis.

El estudio técnico ha confirmado que el tesoro de Tomares -con un peso aproximado de 600 kilos- se sitúa en el periodo de la Tetrarquía, sistema de gobierno instaurado por el emperador Diocleciano en el año 293 d. C. basado en la división administrativa del Imperio Romano en cuatro áreas, en las que ejercían el poder dos augustos y dos césares. Esta organización sólo duró veinte años, hasta la reunificación del poder en el 313 d. C. por el último augusto, Constantino.     

Durante el análisis con videoendoscopio se han podido observar monedas que ofrecían una lectura parcial de sus leyendas, identificándose piezas de Diocleciano, Maximiano, Galerio Maximiano y Constancio, con una cronología entre el 294 y el 310 d. C. También se ha documentado que la tierra ha penetrado en el interior de los recipientes, así como la presencia de algunas raíces y pequeños animales (restos de un  caracol) en las ánforas que presentaban algún orificio.

También se ha constatado que las monedas se distribuyen por el interior de las ánforas -dedicadas al transporte del aceite del tipo Tejarillo I, cuya cronología abarca desde el último decenio del siglo III hasta mediados del siglo IV- hasta el inicio del cuello, a una distancia de 6,5 centímetros del borde de la misma. El espacio restante se cierra con tierra, que no parece contener ningún tipo de cola o de consolidante, aunque se está a la espera de los análisis que lo confirmen. 

En líneas generales, las monedas de bronce presentan un buen estado de conservación -en, al menos, el 15% de ellas, es muy bueno-, siendo las piezas que se encuentran en contacto con las paredes de la cerámica las que han sufrido mayor deterioro. Además, se ha constatado que, aunque están en contacto unas con otras, no forman un bloque compacto, sino que están separadas. Las monedas eran de uso corriente, utilizadas en pagos habituales por los ciudadanos.  

Finalmente, la investigación indica que, en algún momento del primer tercio del siglo IV, las 19 ánforas fueron usadas como “huchas” o “caja de caudales” y depositadas en el sótano o bajo el suelo de un almacén construido en el siglo III. Este edificio fue arrasado hasta sus cimientos, entre la segunda mitad del siglo V y los inicios de la siguiente centuria.

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