La Policía Local busca al autor de un atropello a una niña de 12 años y a su perra, que murió en el acto, en un paso de peatones de La Plata al acelerar cuando la menor cruzaba y darse a la fuga. Según denuncia su madre Sandra Franco, que ha hecho un llamamiento en las redes sociales pidiendo ayuda, el suceso se produjo el pasado miércoles poco antes de las siete de la tarde, cuando su hija regresaba a casa tras bajar a su perra Candela al parque canino de la zona.
En un momento dado, cuando la menor se disponía a cruzar el paso de cebra que hay entre el parque de La Plata y la biblioteca de la barriada, había dos coches detenidos, y un tercero detrás del que emprendió la huida, un todoterreno de color corinto y con una rueda grande detrás y una baca. Fue el mismo vehículo, este último, según indican testigos presenciales, el que que tras haberse detenido, aceleró en el momento en el que la niña superaba al coche del otro carril y la arrolló.
Debido al impacto, la menor cayó de espalda y se dio un golpe en la cabeza, mientras que su perra, a la que no quiso soltar de su cadena hasta que no pudo más, acabó debajo de las ruedas, muriendo aplastada a los pocos minutos. Para sorpresa de todos, el conductor prosiguió la marcha dejando a la niña tirada en el suelo, ignorando los gritos de algunos testigos que lo vieron, entre ellos dos jóvenes que estaban en un bar cercano que fueron los que avisaron a la Policía.
Todo ocurrió en cuestión de segundos, pero lo que más lamenta su madre es que hasta ahora nadie ha podido dar el número de la matrícula del todoterreno, pese a que había gente en el momento del accidente, de ahí que haya recurrido a su perfil de Facebook para pedir a cualquier persona que haya visto algo o pueda aportar alguna información para que contacte con la Policía Local o con este medio. Afortunadamente su hija, aunque con dolores de espalda, está bien, pero “psicológicamente está hundida”, señala. Por eso, tiene claro que no piensa darse por vencida hasta que no dé con el responsable.
“Está traumatizada”
“Mi hija quiere ser veterinaria, tiene adoración por los animales, le habían regalado a Candela hace siete meses y ella había estado ahorrando con su paga semanal para comprarle su camita y sus juguetes. La vio morir convulsionando de esa manera y ahora está traumatizada y no quiere salir a ninguna parte, ni ir al parque. Escucha un frenazo y se pone nerviosa. Está todo el día llorando y no quiere comer. Esta persona tiene que pagar lo que ha hecho, ha podido matar a mi hija. Si hubiera sido un despiste se para y la auxilia, pero parece que le tiene asco a los animales y siguió adelante. Todo el mundo se paró a ayudar a mi hija -continúa-. No puedo dejar de pensar si mi hija hubiera sido la que se hubiera metido debajo de las ruedas”, indica tras lamentar que nadie tomara nota de la matrícula del coche.
A ella le avisaron sus vecina y tras escuchar a su hija gritando se temió lo peor. “Ese paso de peatones es muy malo, pero mi hija es una niña muy precavida y por eso la dejo bajar sola”.
