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“Hay grandes diferencias entre quien sigue el ABN y quien no”

Jaime Martínez es el creador del revolucionario método de cálculo ABN que comenzó a implantarse hace diez años en colegios de la provincia de Cádiz

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  • "Es una revolución porque se hacen las cosas de forma radicalmente distintas"
  • "Para que la inteligencia actúe tiene que tener un marco de referencia de contenidos. Si no el chico está perdido"
  • "Exámenes debe seguir habiendo porque en trabajos cooperativos es difícil saber qué es lo que sabe cada uno"

Maestro, inspector de Educación y Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, es asimismo el creador y precursor del método ABN para aprender matemáticas. La pasada semana recibió la Bandera de Andalucía en la provincia al mérito Educativo con motivo del 28F.

"Los alumnos que han seguido el método han demostrado una gran diferencia con respecto a alumnos de otros centros"

¿Cómo se le ocurrió este método para aprender matemáticas?

—Yo ya con mis alumnos hice bastantes cosas, desde finales de los sesenta a mediados de los setenta, y me di cuenta de ciertos aspectos que impedían que aprendieran determinados conceptos. Y puse un marcha un sistema que se basaba en utilizar bases de numeración más pequeñas de la base 10 para que pudieran aprender los entresijos del cálculo, y aquello empezó a tener efecto, pero era algo muy rústico aún, aunque efectivamente de ahí proceden muchos aspectos que aplicamos ahora en ABN. Después he pasado mucho tiempo con los niños viendo qué pasa, y llegas a la conclusión de que el problema está en el sistema de cálculo tradicional. Lo que hacemos es cambiar el sistema y en lugar de basarse en el ábaco, nos basamos en conocimientos numéricos muy profundos, calculamos de izquierda a derecha en vez de derecha a izquierda, hay más libertad a la hora de realizar los cálculos y pretendemos que entiendan todo lo que hacen.

¿Cuántos cursos lleva implantado el sistema?

—Lleva diez cursos, lo que ocurre es que los dos primeros fue en un grupo de un colegio y después pasamos a siete grupos en cuatro colegios, dos de Puerto Real y dos de Cádiz, y ya el tercer año es cuando empieza a extenderse, y el cuarto año da el salto fuera de Andalucía, y ya lo ha dado a México y Chile lo hará próximamente.

¿Qué otros lugares del mundo lo utilizan ya?

—Pues está desde un colegio en Denver, Colorado, hasta unas escuelas de la Patagonia chilena, pero no hay muchas en cada país. 

¿Por qué este método es una revolución con respecto al tradicional?

—Es una revolución porque se hacen las cosas de forma radicalmente distintas. Hacemos mucho énfasis en el tema de la numeración, y el otro sistema pasa de puntillas en este tema. De otro lado, los chicos son muy hábiles en el cálculo mental porque lo hacen de izquierda a derecha, no hay llevadas, ni ceros al cociente. Es un cálculo natural y espontáneo.

¿Está medido que los alumnos aprenden mejor?

—La fuente más importante son las evidencias. Publicamos trabajos que hacen los chicos, y tenemos más de 3.000 vídeos donde se ven hacer cosas que los demás chicos no son capaces de hacer de ninguna de las formas. 

En colegios donde se haya implantado, ¿deben responder mejor los niños, por ejemplo, que se sometan a una prueba del informe Pisa?

—Deberían responder mejor, pero no se ha dado el caso. Pisa en Andalucía utiliza una muestra que no es muy grande, por lo que es difícil que les toque. Sí lo hemos visto con las pruebas de diagnóstico en 4º de ESO, ahí sí hay unas diferencias fundamentales. Los alumnos que han seguido el método han demostrado una gran diferencia con respecto a alumnos de otros centros. Los estudios que se han hecho por la UCA y la Universidad de Córdoba marcan unas diferencias abismales. Lo último es una tesis doctoral para verificar si los chicos que hacen ABN quedan por encima, y en algunos aspectos son diferencias abrumadoras.

¿A qué se debe esa diferencia?

—A que entienden lo que hacen. Los otros lo hacen todo mecánicamente. Los nuestros, antes de hacer algún cálculo inventan un problema. Parten de una situación concreta que le sirve de referencia para saber si lo hacen bien o mal.

¿Por qué beneficia sobre todo a los alumnos menos aventajados?

—Porque les permite ir más a su ritmo. Pueden llegar todos a la cima, algunos se quedan en el camino, pero para ir a la cima puedes poner un camino empinado o rodeando la ladera. Nuestro sistema permite coger un camino más o menos sencillo. A la hora de hacer una suma, pueden hacerla de golpe, o romper órdenes de magnitud para hacerlo.

¿Hacia dónde cree que debe ir la Educación?

—En resultados escolares no estamos bien, pero el problema es la brecha que hay entre las calificaciones que obtienen las chicas y las que obtienen los chicos. Si los chicos obtuvieran las mismas calificaciones que las chicas estaríamos a un nivel muy apreciable en cuanto a rendimiento escolar. La brecha entre según sean los ambientes en que se producen es igual. Hay otro problema muy serio, y es que no se aprovechan las calificaciones de los chicos. Lo vemos cuando pasan de primaria a secundaria, que llegan con muy buenas calificaciones y pegan un bajón, y después cuando pasan de primero a segundo y de segundo a tercero vuelve a haber otro bajón de calificaciones. Hay que intentar que si en primero sacan 8 sobresalientes, los mantengan al año siguiente.

¿Y qué cree que está pasando?

—Pues que hay muchísima entropía en el sistema. No puede ser que haya tantos alumnos que abandonen o suspendan cuando han tenido muy buenas notas en el pasado.

¿Tiene claro qué es lo que falla?

—Creo que en el tema de matemáticas, los alumnos de ABN convierten la asignatura en una maría, porque les gusta mucho. La otra es que es muy árida y en secundaria suele ser un sistema muy basado en procedimientos, no en conceptos, entonces aprueban mejor los que pueden retener con facilidad cosas que no entienden. Hace falta mejor formación en los docentes, en secundaria es prácticamente inexistente. Se puede mejorar mucho en facultades de Educación, porque llegan los profesores a las aulas pero no saben qué hacer, porque no les han explicado nada. Los maestros frente a los docentes de secundaria llevan mejor preparación. Pero la formación que reciben es muy teórica, y poco basada en lo que es conocer el oficio, que es conseguir que los alumnos aprendan. Tenemos magníficos docentes y hay que sacarles más jugo, porque tienen muchas más potencialidades de las que les exige el sistema.

¿A su juicio se abusa de la memorización de contenidos?

—Si se lo preguntas a los docentes te dirán que uno de los problemas es que no se memoriza. Ahora se ha bajado mucho el listón en materia de memorización, aunque está claro que si no memorizan algo no aprenden nada. Memorizar no es solo memorizar, sino porque se puede elaborar lo que aprendes.

¿Pero hasta qué punto hoy merece la pena que un niño memorice en inglés las partes del cuerpo que no va a recordar?

—Para que la inteligencia actúe tiene que tener un marco de referencia de contenidos. Si no el chico está perdido.

¿Tarea sí o no?

—Me pones en un apuro. Los chicos si les gusta hacen cosas que tienen que ver con la escuela. La casa no debe ser el lugar en el que se hagan las mismas cosas que en la escuela. Deben ser cosas proporcionales, y muy medido, más pensada.

¿Examen de todos los contenidos, o algunas en examen y otras en trabajos cooperativos?

—Exámenes debe seguir habiendo porque en trabajos cooperativos es difícil saber qué es lo que sabe cada uno.

Autoridad del profesor, ¿se está perdiendo?

—Cuando yo era maestro tenía autoridad y además los padres estaban de mi lado. Ahora no es tanto que se pierda autoridad como que no haya una clara idea de las familias sobre lo que puede y no puede hacer un profesor.

 

*Ana Huguet realizó esta entrevista en el espacio A Compás de Ondaluz TV

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