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Enrique Montero, X Dorsal de Leyenda del Sevilla

Montero, que jugó 323 partidos con la camiseta del Sevilla desde 1976 hasta 1986, se une así al grupo de exjugadores más relevantes de la historia de este club

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  • enrique montero -

El futbolista Enrique Montero (1954), uno de los últimos exponentes de la llamada escuela sevillana, ha sido reconocido por el Sevilla, club en el que militó durante once temporadas, con su décimo 'Dorsal de Leyenda", máxima distinción que el equipo de Nervión concede a sus jugadores más destacados.

Montero, que jugó 323 partidos con la camiseta del Sevilla desde 1976 hasta 1986, se une así al grupo de exjugadores más relevantes de la historia de este club conformado por Juan Arza, José María Busto, Marcelo Campanal, Ignacio Achucarro, Antonio Valero, Paco Gallego, Enrique Lora, Curro Sanjosé y Antonio Álvarez.

"Lo mismo regalaba quiebros en un palmo que enviaba pases precisos para crear ocasiones de gol. Su fútbol era un espectáculo", ha destacado hoy el Sevilla en su web de este futbolista que "fue uno de los referentes de la escuela sevillana entre la segunda mitad de la década de los 70 y la de los 80 del pasado siglo".

Natural de El Puerto de Santa María, llegó al Sevilla de juvenil en 1973 y, tras un paso fugaz por el filial "por su manera primorosa de jugar a la pelota" subió pronto al primer equipo, en el que militó once temporadas, diez de ellas de forma consecutiva al ser cedido al principio dos años al San Fernando.

Montero, que no era muy goleador (marcó 52 goles), empezó de delantero centro, pero su perfil de calidad le hizo bajar a la demarcación de centrocampista, donde desplegó un fútbol de filigrana que, aunque podía dar la sensación de lentitud, lo convirtió "en uno de los mejores centrocampistas de arte del Sevilla en toda su historia", destacó el club.

Muy castigado por las lesiones, sólo fue internacional en tres amistosos y cayó 'cazado' por un brasileño del Palmeiras, Polozzi, en una semifinal del Trofeo Carranza, cuando el futbolista portuense casi tenía hecho su pase al Barcelona.

"Polozzi, quizá desesperado por los gambeteos imposibles de Montero, le propinó una entrada alevosa que le produjo una gravísima lesión, rompiendo varios ligamentos de una de sus rodillas. Nefasta jornada al pie de su bahía natal", ha evocado hoy el Sevilla en su semblanza de Enrique Montero.

Esa lesión truncó la trayectoria de este jugador que, tras su paso por el Sevilla, jugó en el Cádiz desde 1986 a 1990 y se retiró en 1992 en el equipo de su pueblo, el Racing Club Portuense.

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