Un grupo de investigadores que trabajaba sobre los típicos problemas de pérdida de memoria que conlleva la edad, –olvidos sobre dónde se dejan las cosas, dificultad a la hora de recordar la lista de la compra y casos similares– se planteó conocer si el ejercicio mental que supone la práctica del ajedrez ayudaría a la personas mayores a mejorar su capacidad y rendimiento cognitivo.
La neuropsicóloga Alma Bueno, investigadora del Servicio de Neurología de este centro hospitalario, explicó en una entrevista con Efe que para ello contaron con la colaboración de 120 usuarios de cuatro centros especializados en atención a mayores –de diversos estratos económicos y culturales– que se dividieron en dos grupos de sesenta personas.
El primer grupo realizó un curso semanal de ajedrez durante un año, mientras que el otro conformó el llamado grupo de control del experimento, que en ese mismo periodo de tiempo llevó a cabo otras actividades de ocio de menor trabajo mental.
Previamente, a las personas de ambos grupos les hicieron diversas pruebas neuropsicológicas “para ver cómo se encontraban”, explicó Bueno, que recientemente participó en Barcelona en unas jornadas sobre Ajedrez y Alzheimer, organizadas por Cosmocaixa.
Al finalizar el experimento, les realizaron las pruebas definitivas y los resultados fueron concluyentes. Quienes no habían seguido las clases de ajedrez no mejoraron sus prestaciones mentales. Sin embargo, el 65% de los que acudieron a las lecciones de ajedrez vieron cómo aumentaba su rendimiento cognitivo, en algunos casos de forma espectacular.
“Mejoraron sus funciones visioespaciales y su rapidez mental y, en general, eran menos lentos a la hora de procesar la información que recibían”, subraya la doctora.
El ajedrez fue un entrenamiento que, según explicaron más tarde los propios implicados, pudieron extrapolar al resto de su vida. Se sentían más seguros en los actos cotidianos, por ejemplo.