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Emery en el ojo del huracán de la crisis del PSG

La palabra crisis ha llegado al París Saint-Germain poco antes de Navidad, cuando el equipo ha cosechado su cuarta derrota liguera

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La palabra crisis ha llegado al París Saint-Germain poco antes de Navidad, cuando el equipo ha cosechado su cuarta derrota liguera, encadena tres partidos sin triunfo y su entrenador, Unai Emery, se encuentra en el ojo del huracán de las críticas.

La dirección del club confirmó a su técnico anoche, tras sumar en Guingamp la segunda derrota en el mes de diciembre, a lo que se suman dos empates, uno de ellos en Liga de Campeones, y solo un triunfo logrado en Copa de la Liga.

Pero el presidente, Nasser al-Khalaefi, habitualmente asiduo a los micrófonos tras los partidos, abandonó el estadio del Guingamp sin decir una palabra, un signo de la tensión que se vive en el vestuario parisiense.

La perspectiva de que el club no sume su quinto título liguero consecutivo, pese a que su presupuesto duplica el de cualquiera de sus rivales, y el horizonte del duelo en octavos de final de la Liga de Campeones contra el Barcelona, que muchos consideran inalcanzable, han abierto la caja de los truenos.

La prensa no ahorra críticas al entrenador español y han comenzado a circular nombres para sustituirle: los italianos Roberto Mancini y Fabio Capello, además del holandés Louis van Gaal.

Emery, que llegó al PSG a principios de temporada con el prestigio de haber ganado con el Sevilla las tres últimas ediciones de la Liga Europa, trató de calmar la tempestad.

"El presidente está de nuestro lado", dijo el entrenador, que se lanzó a un discurso elogioso con el equipo que dejó perplejo a los periodistas, que habían asistido a un partido plano de los parisienses.

El PSG adoleció en Guingamp todos los problemas que viene demostrando a lo largo de la temporada: ausencia de une esquema de juego sólido, de un líder en el terreno tras la salida de Zlatan Ibrahimovic y el bajo rendimiento de algunas de sus estrellas.

El equipo atraviesa una crisis de confianza, reconocida por el propio Emery, que aseguró que "este equipo estaba tan acostumbrado a dominar que no sabe sufrir cuando va por debajo en el marcador".

El técnico vasco afronta un periodo difícil y todas las estadísticas están en su contra. Por segunda vez en cuatro años no serán campeones de invierno y nunca antes habían perdido 4 partidos en media temporada desde que en 2011 los cataríes compraron el club para llevarle a una nueva dimensión económica.

El equipo tiene 12 puntos menos que la pasada temporada a estas alturas, lo que fuerza la comparación entre Emery y su antecesor, Laurent Blanc, despedido pese a que lo ganó todo menos la Liga de Campeones.

El vestuario parece estar del lado del entrenador, al menos algunos de sus componentes, como el italiano Marco Verratti, que aseguró que "el problema no es de técnico, es mental".

Pero la prensa francesa se ha lanzado a un linchamiento de Emery. El diario "L'Équipe" asegura que los jugadores no están entendiendo las consignas del técnico que "multiplica las decisiones técnicas arriesgadas".

Como la de poner a Blaise Matuidi en el puesto de lateral izquierdo o persistir en alinear al argentino Ángel di María pese a que sus actuaciones están lejos de lo esperado por un jugador por el que el club pagó 63 millones de euros.

Más duro, "Le Parisien" asegura que "el primer balance de la era Emery es muy negativo" y que su futuro depende en buena medida al partido liguero que jugarán el miércoles próximo en el Parque de los Príncipes contra el Lorient, penúltimo de la tabla.

"Le Journal du Dimanche" asegura que "las diferencias con la pasada temporada son demasiado importantes" y afirma que el técnico "no logra encontrar soluciones y se encuentra en el disparadero".

Emery ha perdido ya la inmunidad que otorga la novedad y ahora tiene que demostrar la habilidad que tuvo en Sevilla para enderezar temporadas que comenzaron con dudas.

De su capacidad para recobrar el rumbo dependerá su futuro, en manos de unos propietarios cataríes que no pestañean a la hora de afianzar sus ambiciones.

Independientemente del futuro del entrenador, todo apunta a que el mercado invernal será animado en París, donde la prensa anuncia las llegadas del alemán Julien Draxler, procedente del Wolfsburgo, del argentino Lucas Alario, del River Plate.

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