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San Fernando

"Antes de Pablo Iglesias ya había un libro que se llamaba 'La casta'"

Juan González Mesa, representante del círculo no 'municipalizado' de Podemos, cree que es posible y necesario retomar los principios y no ser parte del sistema.

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Mitad denuncia; mitad aportaciones ara que las cosas se hagan bien y que duren tiempo bien. Juan González Mesa no es un alto cargo de Podemos en San Fernando, pero sí actúa como representante de uno de los círculos, no el 'oficial', el que está y no está en el Ayuntamiento, el que se dirige desde Izquierda Anticapitalista. Pero es oficial, está activado. Es el círculo sectorial de bienestar y participación ciudadana al que pertenece la concejala Inmaculada López.

González Mesa está en la parte contraria a la parte contraria. O sea, en el grupo de los que creen que el 15-M tuvo el recorrido que tuvo pero podía haber tenido otro si las circunstancias no hubieran sido las que fueron, si nadie se hubiera arrogado su política y se entiende por política debatir, dar soluciones, aportar ideas desde un sistema de participación libre, personal dentro de mucha gente.

Por eso dice que en el 15-M no se habló de muchas cosas de las que se dice que se habló y que en este tiempo que Podemos surgió como una detonante en la vida política y llegó a convertirse en un partido, ha dado tiempo a que los deshonestos hayan llegado arriba a costa de pisotear a los honestos, que siguen siendo mayoría aunque la falta de escrúpulos tiene más fuerza y es más visible que la honestidad perdida.

Juan González Mesa no es un iletrado que no sabe de o que habla ni un pusilánime que no se atreva a contar verdades como puños sobre Podemos, aunque siga creyendo en el proyecto y en los resortes que tienen los círculos, la sociedad, para hacer cambiar incluso los estatutos, la letra pequeña y recuperar el norta.

No obstante habla en nombre de otros y se piensa lo que dice porque muchas de las cosas las dice en nombre de otros.

No le duelen prendas en descubrir los trucos que utilizan los que ya se pueden llamar ‘élites’ –en tan poco tiempo, quizá porque vienen entrenados de su pertenencia a un partido, a una corriente organizada- para que las resoluciones les sean favorables. Cómo convocan las asambleas cuando no pueden ir muchos de los que estarán en contra o cómo traen de otras ciudades a gente de Podemos que estarán de acuerdo con ellos. Y las matemáticas, con estos mimbres, siempre les serán favorables.

Y cuenta también que una cosa es reunirse en libertad, disentir en libertad, apoyar en libertad y otra un cajón de sastre en el que las reglas se puede bordear porque no hay constancia de quiénes van a las asambleas, quiénes están en ese círculo, quiénes no pueden votar cuando les interesa a alguien que voten para ganar una votación. O sea, defiende un mínimo orden, el razonable para que no ocurra lo que está ocurriendo.

Habla claro cuando dice que Inmaculada López, la concejala no adscrita, no se fue de Podemos, del grupo municipal, sino que la echaron tras una votación sin las más mínimas garantías, ni el tiempo ni las formas, sin la posibilidad de que la "acusada" pudiera defenderse. Por que lo peor que le puede pasar a un círculo, a un grupo de gente, a un partido es que no haya un árbitro que ponga orden para evitar que los deshonestos, los que no tienen escrúpulos, escalen hacia una élite que ahora se pelea en Madrid o se pelea en Andalucía.

Podemos San Fernando, como el partido en Andalucía, no tienen Comisión de Garantías, que dimitió después de ser nombrada; ni tiene un censo que legitime las decisiones, sobre todo las que son tan graves como echar a una concejala electa. Todo está al arbitrio del secretario local y adjuntos, secretario que además de ser secretario proveniente de Izquierda Anticapitalista, es el portavoz en el Ayuntamiento, con sueldo y mando en plaza. 

Juan González Mesa apoya la política de Andalucía Plaza por Plaza ante la oficial imperante y por ende la candidatura a liderar el partido en Andalucía. O sea, que a pesar de lo que se ha leído hasta ahora, González Mesa es de Podemos, quiere que Podemos sea lo que iba a ser y trabaja para que sea así. Y lo quiere hacer con la fuerza de las palabras, de la denuncia de las anomalías que vayan surgiendo, cambiando lo que no funciona o funciona mal y recuperando la plaza como elemento de diálogo, de propuestas, de participación.

No se le escapa el espectáculo que están dando en España los dos líderes, Iglesias y Errejón -él cree que el espectáculo lo está dando el primero y advierte que a Iglesias le han dado por todos lados cuando ha comenzado a usar las malas artes contra su oponente, ese signo de la victoria versus puño en alto, rastrera puñalada afeada en los redes sociales.

Pero sobre todo quiere que la gente de San Fernando vaya a las reuniones, que vea lo que es Podemos de verdad; que es cierto que parte de Podemos se ha convertido en lo que no puede seguir siendo pero la mayoría sigue creyendo en el proyecto y serán al final quienes tengan la última palabra.

En suma, que los buenos siempre son más que los malos. Y este hombre que escribe, que de joven fue de izquierdas porque los jóvenes tienen que ser de izquierda por definición; rebeldes por definicion; defensores de causas perdidas por definición... o buenos cristianos, que también vale, o es que están mal terminados, piensa que es verdad. Sólo que son muchos pero demasiado buenos.

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