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Córdoba

El Cabildo devuelve su "esplendor" a la Capilla de San Pablo

Tras una inversión de 300.000 euros y al recuperar los dorados y la policromía que se habían perdido en esta capilla

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  • Capilla de San Pablo. -

El Cabildo Catedral de Córdoba ha devuelto su "esplendor" a la Capilla de la Conversión de San Pablo, al recuperar, tras una inversión de 300.000 euros y un año de complicados trabajos de restauración, los dorados y la policromía que se habían perdido en esta capilla situada en el interior del Conjunto Monumental Mezquita-Catedral de Córdoba.

Así lo han destacado, en la inauguración de la restauración de la capilla, el deán presidente del Cabildo, Manuel Pérez Moya; el canónigo obrero de la Catedral, Antonio Jurado, y la técnico en conservación y restauración y responsable de esta actuación, Anabel Barrena, destacando Pérez Moya que, con esta nueva intervención, el Cabildo "pone de manifiesto su preocupación" por preservar el patrimonio al que ha dedicado ya "ocho siglos de desvelo", en los ámbitos del "culto, la caridad y la cultura".

El deán presidente del Cabildo ha explicado que "la primera referencia documental a esta capilla data del año 1387, cuando la viuda del maestre de la orden de Santiago Pero Muñiz Godoy, dota la capilla fundada para el enterramiento de su marido. Sin embargo, no será hasta el 12 de julio del año 1610 cuando el Cabildo otorgue permiso a Fernando Carrillo, presidente del Consejo de Hacienda y Contaduría, para la reconstrucción de este espacio, que en aquellos entonces también era conocida como capilla de los Muñices".

La bóveda que cubre la capilla guarda importantes similitudes en la ornamentación y en el trazado de lunetos y enjutas respecto a la del coro de la Catedral, señalando Pérez Moya que "esta analogía no es una mera casualidad, sino el fruto de dos factores importantes a tener en cuenta. De un lado, la intervención del mismo artesano yesero en sendos espacios, el antequerano Francisco Gutiérrez. De otro, el papel desempeñado por Blas de Masavel, oficial de Juan de Ochoa que, en el momento de la reedificación de esta capilla, es maestro mayor de la Catedral".

Esta cubierta se erige como el espacio perfecto para el desarrollo de un programa iconográfico basado, en buena parte, en dos ejes esenciales: la orden de Santiago y la figura de Luis Muñiz de Godoy, padre del fundador. Los lunetos acogen a los cuatro padres de la Iglesia Occidental, junto a las escenas de 'Las lágrimas de San Pedro' y 'Santiago peregrino'. Mientras que en las enjutas, sostenidas por niños atlantes, se localizan las representaciones de los santos Juanes, San Eulogio y Santo Tomás de Aquino.

Por su parte, la franja central es ocupada por la temática de la 'Coronación de a Virgen', escoltada por dos ángeles con los escudos de la orden de Santiago y, al mismo tiempo, por los mártires cordobeses San Pelagio y Santa Flora.

En los muros oriental y occidental se desarrolla un conjunto de relieves de estuco en los que se representa un repertorio iconográfico que abarca las figuras de Santiago apóstol, San Luis rey de Francia, y el martirio de San Luis -mártir de Córdoba- junto a Jesús, María y José.

La capilla cuenta un retablo de único cuerpo, tradicionalmente relacionado con la producción de Felipe Vázquez de Ureta que consta de un cuerpo con columnas corintias. La hornacina central cobija una excelente talla de San Pablo, obra anónima andaluza de comienzos del XVII. En el ático se dispone una caja con el relieve del martirio del titular. Flanquean el retablo dos lienzos en los que se hallan representados los apóstoles Felipe y Santiago obra de fray Jerónimo de Espinosa del siglo XVIII.

La capilla se cierra con cinco rejas, tres de ellas hechas por el maestro rejero Juan Martínez en 1617, y las otras dos por Andrés Fernández en 1616, que confieren al espacio una gran transparencia.

PATOLOGÍAS

Por lo que se refiere a la situación en la que se encontraba la capilla antes de la restauración, Anabel Barrena ha señalado que en la misma, al estar compuesta por elementos ornamentales de yeso, implica la interacción con los paramentos que portan las figuras y, por este motivo, existen patologías derivadas del sistema constructivo, como las humedades por filtraciones, que unidas a un alto grado de humedad relativa, deben considerarse como la principal patología que ataca a los yesos, que se ven afectados por procesos continuados de humedad-sequedad.

Esa alta tasa de humedad persistente, según ha detallado, provoca la proliferación de organismos formados por microalgas y hongos, así como bacterias, que dan lugar a cambios sustanciales en el PH de los yesos y pinturas, por la acción de los ácidos orgánicos e inorgánicos que generan. Este mismo factor, la humedad, también es la causa de las pérdidas de dorados y pintura a la cal, sobre todo el conjunto decorativo.

Otra afección generalizada que afectaba a la obra era la gran acumulación de depósitos inorgánicos, que favorecen la retención de la humedad, con la consiguiente aparición de eflorescencias salinas y concreciones puntuales, que provocaban el levantamiento de la pintura y el dorado.

Del mismo modo, actuaciones anteriores supusieron la cubrición de parte de la obra con morteros de mala calidad, además de la oxidación provocada por la colocación de clavos y alambres a modo de cosido para sostener las zonas desprendidas.

ACTUACIÓN RESTAURADORA

Para la restauración de esta capilla se han empleado materiales compatibles con los originales que constituyen el soporte físico, además de ser reversibles, como en cualquier intervención restauradora.

En primer lugar, se procedió a un aspirado y retirada de elementos orgánicos e inorgánicos con brocha de pelo suave. Posteriormente, siguiendo el mapa de daños elaborado con anterioridad, se actuó de urgencia en aquellas áreas a punto de desprenderse. Para ello se sometió a los yesos a un engasado de estrato superficial utilizando resina sintética incolora de tipo acrílico, impidiendo que se perdiera el último estrato de material.

Se eliminaron clavos y alambres oxidados que fueron sustituidos por fibra de vidrio en aquellas zonas críticas con peligro de caída y donde se había detectado la pérdida de sujeción con el muro. Tras esta operación se inyectó mortero de PLM para rellenar las lagunas faltantes.

Igualmente, se procedió a la reintegración de los dorados mediante la aplicación de pan de oro fino, dada la inalterabilidad de este material, además de proteger los existentes con resinas sintéticas que no se oscurecen con el paso del tiempo.

Durante el proceso de limpieza de la rejería se observó que determinados motivos aparecían decorados con policromía. Se efectuaron las oportunas catas y se procedió a la limpieza y restauración de dichos elementos.

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