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Incultura y delincuencia juvenil

"España es uno de los países de la Unión Europea, y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico con mayores niveles de fracaso escolar"

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Las relaciones familiares degradadas, la falta de autoridad de los padres en las familias, una deficiente situación económica y la incultura provocada por la falta de educación,son factores de riesgo de conductas delictivas en la infancia y la adolescencia, y de otras actitudes violentas y problemáticas.

Con la desorganización social promovieron desde hace años, llegó la quiebra de la familia tradicional. Los criminólogos asocian la delincuencia juvenil con el “síndrome del padre ausente”. En Estados Unidos la mayor parte de los adolescentes que delinquen provienen de hogares rotos.
Las familias (padre y madre) son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Los niños pequeños tienen una tendencia natural a imitar las conductas que observan en sus casas. Un crío que crece en una familia desestructurada,con padres que mantienen entre ellos disputas, está inmerso en un caldo de cultivo de contravalores que algún día puede pasarle factura.
La falta de educación y formación de los jóvenes también contribuye a que se conviertan en futuros delincuentes. En ocasiones se culpa del fracaso de un adolescente al sistema educativo. Es cierto que la tarea docente debería prestigiarse mucho más, y que la legislación tendría que reconocer la autoridad de los profesores; pero también es verdad que los profesores echan en falta una mayor implicación de las familias en la formación de sus hijos. Muchos padres confían la educación de sus hijos casi en exclusiva a la escuela. Las consecuencias son dramáticas. España es uno de los países de la Unión Europea, y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (el llamado “Club de los países ricos”), con mayores niveles de fracaso y abandono escolar prematuro. Tenemos un porcentaje de alumnos que no siguen estudiando tras el periodo obligatorio de escolarización del 31%, el doble de la media europea.

La base educativa y moral que conforma el comportamiento de un niño para que se convierta en un buen ciudadano se recibe,sobre todo,en la familia. En hogares donde las normas que rigen son las de la cultura del permisivismo, las del “todo vale”, se encuentran padres que se comportan como adolescentes de 45 años, “educando” a otros adolescentes de 13 o 14 años que son sus hijos, convirtiéndolos en futuros posibles delincuentes.

El medio más seguro, pero más difícil, para evitar los delitos, es perfeccionar la educación. Un menor crecido en la ley del mínimo esfuerzo,deshabituado a leer, a estudiar, y con sus neuronas en barbecho por falta de cultivo intelectual, es un criminal en potencia. La familia, la escuela y la lectura (el estudio)son fundamentales para la educación; tanto como las tres patas del trípode sobre el que apoya un taburete para mantenerse en pie. Si falla sólo una, se cae.

La incultura genera monstruos. La cultura se recibe en la familia, y se alimenta con los libros. Los chicos incultos terminan por no saber dónde están los límites entre lo admisible y lo prohibido.
Los aparatos tecnológicos de última generación (móviles, tablets, televisiones inteligentes…), que conectan con la realidad virtual, abundan en toda clase de hogares, ya sean de bajo, medio o alto poder adquisitivo.Faltan en las casas buenas bibliotecas, que ayudan a descubrir la realidad intelectual, mucho más auténtica, y aún desconocida para gran cantidad de jóvenes. Un adolescente sin hábitos de lectura y estudio es muy vulnerable,se encuentra en situación de especial riesgo. Ya nos avisó El Quijote de todo esto hace unos cuantos siglos: "Sancho, en el cimiento de la necedad no se puede asentar ningún discreto edificio”.            


garcia-berbel@icam.es

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