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El Puerto

Los necesitados piden soluciones, el Gobierno se enroca en comisiones

Los afectados ante los impagos, hartos, cansados y engañados, avisan:

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  • Propuestas estériles -

30 días dan para mucho o para nada, según se mire. Un mes después de la ruptura del pacto tripartito de Gobierno y del cese de una parte de los socios (Levantemos El Puerto), la situación en el Consistorio parece no haber variado lo más mínimo.

La decisión tajante y radical tomada tras la negativa de estos de participar en la Junta Local de Gobierno y firmar la licencia de obras de los aparcamientos de Pozos Dulces, parece no haber sido aún digerida por los que sí tomaron la decisión.

Sin definir todavía las áreas descabezadas (Economía, Vivienda,  Fomento y Bienestar Social, y tomadas por entero por el alcalde), el Ayuntamiento se adentra en un callejón complicado y difícil de revertir ante la ingente cantidad de soluciones que deben dar en el día a día.


La próxima semana, se habla del martes, se reorganizará las Concejalías. Antonio Fernández, responsable de Urbanismo está de baja médica y está previsto que se incorpore el próximo lunes.

Los días van pasando y los problemas se van acuciando ante el drama y complejidad de asuntos tan importantes como los que hay que encauzar.

Es por eso que en el primer Pleno en minoría, la sesión generó la lógica expectación ante lo que éste podría dar de sí. Un Gobierno superado que fue incapaz de llevar una sola moción que presentar. Ni una sola y que no encontró la comodidad a la nueva situación dada.

Era de esperar. Titubeos y silencios en vez de argumentaciones. Expectante a la espera de tiempos mejores que ni se buscan y que no parecen ser controlados. Superación total.

Torpeza
La confrontación en temas que debieran encontrar la unanimidad de todos volvió a recrudecerse con acusaciones en asuntos como los carteles anunciadores en distintos puntos de la ciudad de un conocido club de alterne. Algunos, por cierto, sin licencia para ser publicitados. A Urbanismo se le acumula el trabajo.

La moción, presentada por el Partido Popular, no encontró la complicidad de Levantemos, que precisamente minutos antes había presentado una sobre la violencia de género. La imagen, el sexismo, el formulismo y las maneras de entonar el anuncio por parte de los populares, no sirvieron para convencer a la bancada liderada por José Antonio Oliva. El verbo como problema, no como solución.

La miseria tiene memoria
Entre acusaciones varias y ataques, las sonrisas y las buenas caras empezaron a apagarse tras recordarse por parte de los afectados que los problemas de impagos se siguen sin solucionar, que un mes después poco o nada ha variado y que las cuestiones se van enquistando cuando se trata de primeras necesidades como es la luz, el agua o la comida. Temas reales.

Que con los ceses no se ha hecho más que enturbiar más si cabe el panorama ya de por sí tortuoso. Historias con menores que no entienden que una Concejalía haya dejado atrasos de varios meses, que encendió todavía más los ánimos de los presentes cuando una vez más el tema estrella es el asunto, otra vez, de los aparcamientos, el que ya cuenta con licencia de obras y con orden de construcción. 

Ahora se aprueba una comisión, otra más, para, según dicen, informar sobre los aparcamientos.
El que se ha llevado por delante un Gobierno cogido por alfileres y el mismo que no ha sabido asumir la responsabilidad ni la presión del momento. Un mes y la línea se difumina. 30 días y las dudas ya superan a las soluciones y a las expectativas.

Cuando el tuerto es el rey, mal vamos

Hay que esperar más y mejor de los que dicen representarnos, los funcionarios públicos, los políticos. El Pleno, en el que dicen están representados todos los ciudadanos, dejó algunas imágenes que no dejan de ilustrar la calidad del mismo.

La escasa, por cierto. Acritud, enfrentamiento y un discurso corrosivo, simplón y acusativo. Destructivo y machacón. La ciudad ha entrado en un bucle peligroso y dañino para sí mismo. Nada más hay que ver las propuestas (por llamarlas así) del despiste.

Mociones que nada pueden solucionar un modesto ayuntamiento y sí estamentos supranacionales. El escenario debe ser el elegido para, en clave local, solucionar los problemas propios y ajenos, no de plataformas vociferantes y chiringuitos caducos de la subvención facilona. Que se gobierne en minoría o no deja de ser una anécdota. Otra más.

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