Ya son casi tres años los transcurridos desde que hiciera su entrada en el mercado el modelo más fotogénico de la gama eléctrica de Renault, la más completa del mercado, hasta el momento, integrada por el pequeño Twizy, la berlina Fluence y el comercial Kangoo, además de nuestro protagonista, el atractivo ZOE.
Renault ha demostrado que entre la actual tecnología de acumulación de energía y la próxima, que ya empieza a anunciarse con rangos de autonomía que podrían superar los 500 kilómetros, hay un espacio de mejora en términos de eficiencia.
La mejora en el ZOE se debe a un nuevo motor que recibe la denominación R240, correspondiente a la nueva autonomía, alimentado por una batería que ha sido optimizada en materia de gestión electrónica.
El R 240 es un motor eléctrico síncrono con rotor bobinado de 65 kW y 220 Nm con cargador Camaleón integrado, que ha sido evolucionado para permitir una recarga más rápida en los bornes domésticos (3 kW y 11 kW). El sistema permite recargar en los bornes de carga acelerada de 22 kW.
En relación a la autonomía y una vez sometido a una nueva prueba dinámica es difícil ratificar el nuevo rango oficial de autonomía, porque el estilo de conducción es un elemento decisivo en el rendimiento de un coche eléctrico, al margen de la climatología y la orografía.
Sí se percibe claramente una mejora del kilometraje disponible, pero llegar a los 240 kilómetros parece imposible a tenor de los consumos en una conducción en escenarios variados aún utilizado el moto de utilización Eco, que suaviza la entrega de potencia y limita la velocidad máxima para evitar una utilización excesiva de la energía.
Con estos nuevos argumentos, el ZOE se revaloriza en cualidades dinámicas y mantiene los valores en materia de diseño y funcionalidad.
Aunque no se cumplen los 240 kilómetros anunciados, sí pasa ampliamente de los 200 de autonomía real, con una conducción sosegada e inteligente, además de con la ayuda del modo ECO. Y con este argumento puede ser una interesante opción de compra, aunque tiene que ajustarse a las necesidades de movilidad del potencial comprador.
Todo es cuestión de un análisis detenido de la actividad diaria y de hacer algunos números para comprobar que el ZOE puede ser la solución en muchos casos y en otros una realidad que empieza a acercarse a un mayor número de potenciales clientes, algunos comprometidos con la lucha contra la contaminación y el cambio climático y la mayoría en sintonía con la búsqueda de un ahorro real a los elevados costes de los carburantes fósiles.
Por lo demás, el ZOE sigue siendo ese pequeño utilitario dotado de una imagen que se distingue del resto de los modelos de su segmento.
El ZOE destaca por la limpieza de unas suaves formas que se rompen en el frontal con la inserción del rombo de la marca, de grandes dimensiones, en la zona frontal que oculta el puerto de recarga, cuya apertura se realiza con el mando a distancia o con el pulsador ubicado en el tablero de a bordo, al lado izquierdo del volante.
Otro rasgo distintivo en el ZOE son los tonos azulados utilizados en los grupos ópticos delanteros y traseros, que son la firma que utiliza la marca para los modelos eléctricos de Renault.
El ZOE, en materia de diseño, es el resultado de un concurso interno de la compañía, en el que la idea ganadora fue de Jean Sémériva, cuya huella digital está en la maneta de apertura de las puertas traseras, a la que el diseñador jefe de la marca, el holandés Laurens Van Den Acker le dio la nueva identidad de la marca estrenada con el Clio.
Visto el exterior, el interior muestra un estilo limpio, poco recargado, con un tablero de a bordo muy parecido al del Clio, con una pantalla central elevada que gobierna la mayoría de los dispositivos del coche.
En el Clio el ambiente es muy luminoso, gracias a los materiales de color muy claro, que puede ser molesto en determinadas épocas del año. Se adapta muy bien a los países del centro y norte de Europa y es menos apropiado para los más luminosos del sur.
El interior es amplio, como lo es también la capacidad del maletero, con 338 litros disponibles en un espacio algo profundo que incomoda la carga del vehículo… La posición de conducción es algo peculiar, que es algo más elevada que en un turismo equivalente, consecuencia de la posición de las baterías, pero que no es incómoda y favorece, además,un guiado relajado.
El conjunto está desarrollado sobre la plataforma utilizada para el nuevo Clio, con potencial para recibir altísimas potencias y esfuerzos dinámicos límites.
El centro de gravedad del coche ha sido rebajado en 3,5 centímetros, mientras la anchura de vías crece 1,6 centímetros. La rigidez a la torsión de la plataforma y la carrocería ha aumentado un 55 %.
El ZOE tiene un tren motriz basado en un motor eléctrico de síncrono de 65 kW (88 CV) y un par máximo de 220 Newton por metro que se entregan en el mismo instante de pisar el acelerador.
Esta es la gran diferencia con un motor convencional, hasta el punto de que la aceleración de 0 a 50 km/h, un rango de utilización frecuente en ciudad, es de 4 segundos.
La calculadora dará, finalmente, la contestación a las dudas del comprador. Si todo se ajusta puede ser la solución para muchos conductores y más teniendo en cuenta como se están poniendo las cosas en algunas ciudades, en principios las más grandes.
Motor
Un pequeño gran paso
Con el Zoe, Renault ha demostrado que entre la actual tecnología de acumulación de energía y la próxima, que ya empieza a anunciarse con rangos de autonomía que podrían superar los 500 kilómetros, hay un espacio de mejora en términos de eficiencia.
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