Patético, humillante y apocalíptico ha sido este año 2015 para el Recreativo de Huelva. Y ya no solo por un descenso a Segunda B después de casi dos décadas sin pisarla. Poderosamente deleznable ha sido en la vida del club la presencia de Pablo Comas. Ese empresario con negocios cárnicos y que ha terminado siendo responsable de la que se vislumbra sangrienta muerte como un cochino del Decano del fútbol español. Porque el máximo accionista tiene un cadáver entre las manos. El daño a ‘El Abuelo’ es pavoroso. En los últimos días, el Recre ha aparecido en los medios nacionales como uno de los clubes de fútbol español con más deuda con la Agencia Tributaria. El Decano aparece con un impago de 11.125.938,48 euros a fecha de 31 de julio y es que los dirigentes recreativistas salieron en septiembre afirmando que la deuda con Hacienda era de 10,4 millones. O un inocente error de aquel de la planta noble del Nuevo Colombino que estaba con la calculadora o fue otra tomadura de pelo a la afición decana, como ya nos tienen acostumbrados. Porque en este 2015, Comas y sus cómplices, dándose golpes de pecho, han prometido –siempre en el vacío- un acuerdo con Hacienda, la llegada de un grupo hispano-mexicano, que llegaba “músculo financiero”, que no iba a ser subastada la Ciudad Deportiva, que acabarían los impagos a trabajadores y jugadores, que no habría despidos, y paro para no envenenarme que bastante tengo con la sangre en las palmas de las manos de aplaudir al exalcalde de Huelva, Pedro Rodríguez, por traer a Huelva a este empresario. El Trust está intentando recaudar toda la información posible para meterse en los tribunales contra la gestión de los dirigentes del Decano en los últimos años. Sin embargo, para que no desaparezcan 126 años de historia, el Ayuntamiento, accionista de una cuarta parte del club, con Gabriel Cruz a la cabeza, debe dar un paso adelante y buscar soluciones con más agilidad y no acogerse a una Mesa de Unidad, con actuaciones lentas e insulsas. El tiempo corre en contra del Recre. Decía Joaquín Sabina en su canción ‘Ay, gorrión’: “Duerme polizón, balserito triste, que buscando alpiste, te confundiste de malecón”. El primer paso es que no siga Pablo Comas ni un día más en el Recre. No hay un plan de viabilidad argumentado públicamente y parece que el Recre muere por inanición. Nadie le quiere. Casi diez mil personas se echaron a las calles al grito de ‘Comas, vete ya’, los jugadores ‘guasean’ de él a sus espaldas y la mayoría de medios no son palmeros de su gestión. El Recre desde el punto de vista de un empresario es un negocio, sí. Pero poco ha tenido en 126 años. Ha sido un club humilde, cercano y con pocos recursos históricamente. El Recre es un sentimiento y es difícil de explicar. Quizá quien mejor pueda hacerlo es aquella persona mayor que lleva todos los domingos yendo al campo, que ha viajado con el Recre de sus amores por todo tipo de estadios de España y que si el Decano desaparece, una gran parte de su vida se marcha con ‘El Abuelo’.
Huelva
¡Ay, gorrión!
Pablo Comas, ese empresario con negocios cárnicos y que ha terminado siendo responsable de la que se vislumbra sangrienta muerte como un cochino del Decano del fútbol español
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