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Vencer a la indiferencia

Esta mañana, la del miércoles 12 de noviembre, formamos como siempre nuestra tertulia andante...

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Esta mañana, la del miércoles 12 de noviembre, formamos como siempre nuestra tertulia andante; la que a eso de las nueve va charlando y caminando, despacio y con frecuentes paradas, hasta la panadería, la papelería y la frutería. Como es natural se comenta lo acaecido en las últimas horas y lo que se lee en los epígrafes de los periódicos que se han adquirido sobre la marcha. Alguna vez lo de tertulia andante se estaciona más de la cuenta porque las noticias que se comentan requieren algo más de tiempo.

Somos personas mayores los que formamos esa tertulia itinerante y mañanera; personas que han sido testigos de muchas cosas que otros no las conocen más que de segunda o tercera mano y, por consiguiente, que pueden hablar con conocimiento de causa. Lo cual viene muy bien para poder enjuiciar lo del presente, cualquiera que sea la cuestión de que se trate; si bien es cierto que a veces se les trata de anticuados por los más jóvenes. Tal vez no se puedan correr los cien metros a la velocidad que lo hacen los jóvenes, pero sí que se sabe lo que son los cien metros en los que hay que vencer por quienes han de correrlos.


Hoy, por ejemplo, le tocó el turno al Real Madrid porque era noticia, bien lamentable por cierto, el haber sido eliminado de la competición de la Copa por el Real Unión de Irún. Ya me dirán si no se removieron, en la tertulia andante, todos los acontecimientos de los muy numerosos días de esplendor del Real Madrid. Hubo sentimiento de decepción, tan penoso, que casi no había forma de salir de él, a pesar de que no todos los de la tertulia eran forofos de ese equipo, ahora en tiempo de desgracia. Se dijo, como conclusión mañanera, que en ese Club tenía que darse un esfuerzo grande para vencer a la indiferencia en la que parecía que estaban sumidos.

No todo quedó en el fútbol, pues la muerte de dos soldados españoles y las heridas de otros cuatro ocurridas en Afganistán, como consecuencia de un ataque talibán, había hecho mucha mella y no podía pasar como si no hubiera ocurrido nada de particular. Era una acción de guerra aunque haya quienes quieran darle otro nombre menos fuerte. Se sacó a colación lo que el director de ABC escribió en la tercera de ese periódico el martes 11 y que dice así: “En todo Occidente, las opiniones públicas son cada día más conscientes de que Afganistán es una guerra casi total, pero en nuestro país seguimos, erre que erre, escondiendo la cabeza debajo del ala”. También aquí hay que vencer a la indiferencia.

Hay que vencer, por la fuerza de la lógica y de lo que van mostrando los hechos, ese afán por ignorar la realidad de las situaciones que se vienen dando en el ámbito internacional y también en el nacional. No se puede vivir en la indiferencia, pensando que así no ocurrirá nada. En la tercera antes citada se dice, también, lo siguiente con relación a lo que sucede en Afganistán: “Se trata de ganar la guerra sin paliativos. De lo contrario, la Alianza Atlántica y todos y cada uno de sus miembros mostraremos nuestras vergüenzas más inconfesables...”.

No parece que se deba seguir como hasta ahora. La situación real exige otro enfoque y una dotación de medios muy superior, en cantidad y calidad, a la que se dispone en la actualidad. ¿Hay que seguir con el tema de que los BMR no son adecuados, cada vez que a bordo de ellos mueren soldados y otros son heridos?

¿Hay los medios adecuados y con personal suficiente para establecer cobertura aérea o de otro tipo de vigilancia, mientras otras fuerzas llevan a cabo misiones operativas?. El enemigo sabe cómo actuar para conseguir sus objetivos.

Hay que vencer la indiferencia que tantas veces nos domina en la vida. Siempre es dañina esa actitud, por pequeña que sea la causa que se trate, como es la del Real Madrid. Pero lo de la guerra de Afganistán es algo muy serio.

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