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Dolores ‘La campanera’: “De aquí solo me echa el juez”

La Diócesis Asidonia-Jerez le habría instado a abandonar la vivienda de la Basílica de Santa María que ocupa desde 1966

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Desde el 13 de enero de 1966, Dolores Rodríguez Duarte, conocida en Arcos como Dolores La campanera, ha habitado la pequeña vivienda que forma parte de la Basílica Menor de Santa María de la Asunción como herencia de su familia, cuyos ancestros han tocado las campanas del emblemático templo desde hace más de dos siglos.


Ahora la Diócesis Asidonia-Jerez le ha instado a abandonar la vivienda propiedad de la Iglesia y a poner una fecha para su desalojo. Dolores avanza a este medio que no dejará el que considera su hogar “a no ser que me eche un juez”. Además, afirma que el Obispado nunca le ha comunicado por escrito que dejara la vivienda, aunque admite haber recibido noticias “verbales” a este respecto.
En el lado sentimental, Dolores esgrime que en esta casa parroquial nacieron sus tres hijos, sus abuelos, sus bisabuelos y que allí vio morir a su marido, hace ahora casi tres años.
No obstante, el anterior párroco de Santa María, Domingo Gil Baro ya le habría anunciado que con su generación acabaría la ocupación de la vivienda; es decir, que cuando faltara ya nadie más ocuparía el inmueble, rompiéndose así la tradición. Pero recientemente se le clausuró la puerta de la azotea de la parroquia, con lo cual ya no puede tender al sol y al viento la ropa como hasta ahora, lo cual no dejaba de resultar una imagen bastante pintoresca en el principal monumento del conjunto histórico artístico de la ciudad...


A pesar de que insista en que nadie ni nada la echarán de su casa parroquial, Dolores admite tener una vivienda en el Barrio Bajo habitada por  sus hijas y nietos, así como una buhardilla en el campo, con lo cual su problema no es, en este caso, la falta de recursos para vivir. Hoy, afectada por una grave enfermedad de la que aún se recupera, dice que su afán no es económico, pues ha instado al actual párroco, Jesús Lozano, a donar a las familias pobres los 90 euros que recibe mensualmente por  tocar las campanas.

De momento, la Diócesis no se ha pronunciado sobre este tema pese a los intentos de comunicación de este periódico.

 

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