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Sábado 29/06/2024  

Punta Umbría

El jardín con el que intentaron seducir a Isabel I abre al público

Una recreación al detalle del jardín de los sentidos con el que Robert Dudley, conde de Leicester, intentó conquistar a Isabel I en el verano de 1575 se abrió este fin de semana al público.

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  • Bello aspecto del jardín con el que Robert Dudley intentó seducir a la reina inglesa Isabel I. -
Una recreación al detalle del jardín de los sentidos con el que Robert Dudley, conde de Leicester, intentó conquistar a Isabel I en el verano de 1575 se abrió este fin de semana al público. 

Flores perfumadas, elegantes setos, fruta, agua y aves son los principales elementos del jardín restaurado –aún en crecimiento– del castillo –ahora en ruinas– de Kenilworth (centro de Inglaterra), que perteneció a Dudley tras serle regalado por la reina inglesa. 

En un proyecto pionero en el Reino Unido, la organización de conservación del patrimonio English Heritage ha recuperado para el gran público uno de los mejores jardines isabelinos de la historia, que fue destruido por el tiempo y la guerra civil inglesa. 

Un equipo de arqueólogos, historiadores y jardineros reunió toda la información disponible, arqueológica y literaria, para reproducir minuciosamente el jardín de Kenilworth, la majestuosa residencia que Isabel I (1533-1603) regaló a su amado Dudley en 1563 y cuyas ruinas aún pueden visitarse en el condado de Warwickshire. 

El castillo, construido entre los siglos XI y XVI, y sus jardines fueron escenario de “una de las historias de amor más sensacionales de la historia de Inglaterra”, según el director ejecutivo de English Heritage, Simon Thurley. 

En verano de 1575, la soberana, enamorada desde joven del noble, a quien había concedido el importante cargo de Master of the horse (responsable de su transporte), disfrutó de un receso de 19 días en el palacio, donde fue agasajada con todos los honores. 

Para impresionarla, y conseguir que finalmente se casara con él, el conde de Leicester hizo construir el jardín que ahora se emula, lleno de tentaciones pese al diseño ordenado de la época. 

“En el siglo XVI, los jardines se leían como si se tratara de un libro, y cada flor, cada elemento, tenía un significado”, explicó el responsable de Paisajes y Jardines de English Heritage, John Watkins. 

Romero para el recuerdo, tomillo para el paso del tiempo y la rosa eglentaria, que se consideraba en la época símbolo de la mismísima Isabel I, que la sostiene en muchos retratos. 

Cuando la Reina paseó por el jardín, vio, tocó y olió las flores y plantas perennes del momento, como rosas, claveles y azucenas de diferentes variedades.

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