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La contaminación del aire mata a dos millones de personas cada año

Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en grandes ciudades que día a día crecen y se expanden, y generan unos niveles de contaminación que causan la muerte prematura de más de dos millones de personas cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en grandes ciudades que día a día crecen y se expanden, y generan unos niveles de contaminación que causan la muerte prematura de más de dos millones de personas cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Por eso, el lema del Día Meteorológico Mundial que se celebró ayer fue “El tiempo, el clima y el aire que respiramos”, porque la calidad del aire que respiramos es decisiva para la salud humana pero también para cuestiones tan importantes como el clima, los cultivos, los desastres naturales o el cambio climático. 

Desde hace 59 años, cada 23 de marzo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la comunidad meteorológica global celebran este día que sirve para aumentar la colaboración internacional, atenuar los desastres naturales y prevenir las enfermedades y daños a la salud o el medio ambiente relacionados con las condiciones atmosféricas. 

Durante siglos, los humanos lograron adaptarse bastante bien a las repercusiones del tiempo y el clima al adecuar la vivienda, la producción alimentaria, el suministro de energía y los medios de vida a las condiciones climáticas y medioambientales.

Sin embargo, en los últimos decenios, cuestiones como el crecimiento demográfico, la mayor demanda energética o el desarrollo industrial han generado una emisión de gases y partículas en tal cantidad que afectan a la salud humana y provocan asma, cáncer de pulmón, y enfermedades cardíacas, entre otras muchas afecciones. 

Junto al daño a la salud humana, la mala calidad del aire afecta también a la economía mundial, la seguridad alimentaria, los recursos hídricos y el desarrollo sostenible (al dañar plantas, cultivos y ecosistemas). 

Por todo ello, desde los años cincuenta, la OMM trabaja en la coordinación de las observaciones y análisis de la composición atmosférica para medir el grado de gases de efecto invernadero, aerosoles y ozono que contaminan el aire y afectan al clima. 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), copatrocinado por la OMM, autor del Cuarto Informe de Evaluación que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007, llegó a la conclusión de que el cambio climático es indiscutible y muy probablemente se debe al aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero provocados por el hombre. 

El IPCC también previó un aumento de la frecuencia e intensidad de las inundaciones, sequías y otros fenómenos meteorológicos y climáticos extremos como consecuencia de los cambios en el clima, en particular las olas de calor que pueden tener efectos perjudiciales para la salud humana, acentuar la contaminación y propagar los incendios forestales y la deforestación. 

Prevenir y luchar contra todos estos agentes agresores es la labor del OMM que, desde su creación, ha coordinado las observaciones y análisis de la composición atmosférica que han contribuido a comprender el cambio de la composición química del aire y constituyen la base científica de las predicciones sobre los efectos del clima y sus repercusiones.

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