Al menos tres personas murieron hoy y 155 resultaron heridas al chocar dos trenes en hora punta en el conurbano bonaerense, un caso que recordó la tragedia de hace más de un año en la misma línea férrea y desató nuevas críticas contra el Gobierno argentino por el precario estado de ese servicio.
El siniestro ocurrió por causas hasta ahora no determinadas a las 07.07 hora local (10.07 GMT) en la localidad de Castelar, a unos 30 kilómetros de Buenos Aires, cuando un tren que circulaba con destino a Moreno embistió por detrás a otro que estaba parado en las vías.
Varios pasajeros relataron que en el momento de la colisión se apagaron las luces y sintieron un estruendo parecido a una explosión, a la que siguieron numerosos gritos y peticiones de auxilio.
"Como todavía era de noche fue muy difícil todo y los que teníamos celulares alumbrábamos y había personas atrapadas entre los hierros", relató Germán Garay, quien viajaba en el último vagón.
Equipos de salvamento se desplazaron al lugar del siniestro para rescatar a personas atrapadas en el interior de los vagones, mientras los heridos recibían asistencia médica en una carpa habilitada al lado de la vía o eran evacuados a hospitales.
Siete horas después del choque, nueve personas estaban hospitalizadas en estado grave por fracturas múltiples, en especial craneoencefálicas, neumotorácicas y en las extremidades inferiores, según informó el director del hospital Güemes de Haedo, Marcelo Marmonti.
El ministro de Transporte, Florencio Randazzo, tildó de "muy grave" la colisión, anunció una investigación e informó de que el servicio de la línea Sarmiento permanecerá interrumpido 24 horas para buscar indicios que permitan determinar "si se pudo evitar".
Una de las pruebas clave para la investigación será la caja negra del tren, que fue entregada a los peritos para conocer la velocidad a la que circulaba, la distancia de frenado, entre otros indicadores, agregó Randazzo en una rueda de prensa.
El titular de la cartera de Transporte desmintió las versiones de delegados sindicales que denunciaban que el tren siniestrado no estaba en condiciones, al afirmar que "tenía frenos nuevos" y "había sido totalmente reparado".
El Gobierno argentino asumió la gestión de la línea de Sarmiento tras el accidente ocurrido en la estación de Once, una de las más transitadas de Buenos Aires, en febrero de 2012, que causó 51 muertos y más de 600 heridos.
La fiscalía y el juzgado que investigan el accidente ordenaron la detención de cuatro personas, entre ellas el conductor de la formación, y el secuestro de todo el material fílmico de la zona del siniestro.
Según la empresa concesionaria, el conductor se saltó una señal de precaución y tres de peligro antes de colisionar su tren contra otro que se encontraba detenido a unos 300 metros de la estación de Castelar.
"De acuerdo al reglamento operativo, ante una señal de peligro el conductor debe detener completamente la formación, situación que no ocurrió", detalló la empresa en un comunicado.
El siniestro revivió entre los argentinos el recuerdo de la tragedia de Once.
"Estoy traumatizada. Hoy volvemos a revivir todo el dolor y la incertidumbre de no saber dónde están nuestros familiares", lamentó a Efe Patricia Mazziaco, de nacionalidad boliviana, quien pidió al Gobierno que tome "medidas urgentes para mejorar el servicio".
Mazziaco, quien perdió una prima en la estación de Once, buscaba hoy a su tío, viajero de la formación siniestrada.
"Le estamos buscando, no podemos comunicarnos con él", añadió Mazziaco mientras aguardaba que los funcionarios cruzasen los datos de su hijo con la lista de heridos en los hospitales.
"Pintar los trenes y poner los plasmas no soluciona nada", indicó a Efe María Luján Rey, madre de un joven de 20 años fallecido en Once.
El titular de la Auditoría General argentina, Leandro Despouy, aseguró hoy que el país se encuentra frente a una "tragedia nacional del transporte".
Despouy, autor de un duro informe de 2008 sobre el estado del servicio ferroviario en Argentina que fue ignorado por el Gobierno, aseguró que "es temerario viajar en tren".