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La voz de Antonio Machado resuena en Collioure a los 70 años de su muerte

Los versos de Antonio Machado han sonado en Collioure, donde murió en el exilio hace ayer 70 años, en la voz de jóvenes poetas andaluces que han homenajeado al sevillano y rememorado su breve estancia en la pequeña localidad francesa, donde yacen sus restos.

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  • Paco Ibáñez canta a los pies de la tumba del poeta Antonio Machado. -
Los versos de Antonio Machado han sonado en Collioure, donde murió en el exilio hace ayer 70 años, en la voz de jóvenes poetas andaluces que han homenajeado al sevillano y rememorado su breve estancia en la pequeña localidad francesa, donde yacen sus restos. 

En Collioure, última etapa de su penoso peregrinaje hacia el exilio, una delegación andaluza encabezada por la consejera de Cultura, Rosa Torres, y la presidenta del Parlamento de Andalucía, Fuensanta Coves, ha revivido los últimos días del poeta, declarado por la Junta autor del año junto a José Antonio Muñoz Rojas. 

El acto, promovido por el Centro Andaluz de las Letras, ha servido de unión simbólica de las ciudades que vieron nacer y morir al autor de Soledades en forma de arrayán, el que procedente del Palacio de las Dueñas de Sevilla, donde Machado nació en 1875, ha sido depositado en su tumba junto a un ramo de flores. 

Tras la lectura, en la Casa de la Cultura de Collioure, de una selección de poemas de Machado a cargo de una joven generación de poetas procedentes de las ocho provincias andaluzas, la delegación ha revivido la llegada, el 28 de enero de 1939, del autor sevillano junto a parte de su familia –su madre, su hermano José y la mujer de éste– a esta pequeña localidad francesa de unos 3.000 habitantes. 

Con Monique Alonso, promotora de la Fundación Antonio Machado de Collioure, como guía, el recorrido se ha iniciado en la estación a la que aquel lluvioso día llegaron el poeta y su familia desde Barcelona en la que fue la última etapa de su penoso periplo hacia el exilio huyendo de la Guerra Civil por sus ideales republicanos. 

Acompañados por el periodista y escritor Corpus Barga, los Machado se dirigieron, por recomendación de un ferroviario, hasta el cercano hotel Bougnol-Quintana tras un corto pero difícil recorrido a pie y en taxi en el que la madre de Machado, exhausta y desorientada, preguntaba cuándo llegarían a Sevilla. 

Tras una breve parada en un comercio de lencería masculina (hoy tienda de vinos) para reponerse del trayecto, los Machado se instalaron en el hotel, donde el poeta, sin apenas dinero y ya gravemente enfermo de neumonía, murió apenas un mes después de su llegada a Collioure y tres días antes que su madre. 

La pensión, ubicada en una calle que hoy lleva su nombre, conserva intacta la habitación en la que ambos pasaron sus últimos días y en la que probablemente Machado escribió uno de sus últimos versos, el que a su muerte encontró su hermano en el bolsillo de su abrigo –“Estos días azules y este sol de la infancia”–, que ayer rememoró su sobrina nieta, Mercedes Lecea.

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