Es un nuevo atractivo turístico en Ronda. En la cuna del toreo, además del monumental coso de la Maestranza, quien se interese por el mundo del toreo podrá conocer su génesis. El inicio de todo. Y lo podrá hacer en plena naturaleza, en una finca de 200 hectáreas, una bellísima dehesa en mitad de la sierra, donde se cría el toro bravo: “Es un mar de encinas, a dos minutos de Ronda”, explica Rafael Tejada, torero rondeño, empresario, y alma máter de la llamada Rervatauro Ronda, lo que pretende ser el primer Centro de Interpretación de la Tauromaquia en España, para dar a conocer a sus visitantes al toro bravo en su hábitat natural. El empresario ha invertido unos 3 millones de euros.
Tejada invitó esta semana, en una primera visita guiada por las instalaciones, a una treintena de profesionales del turismo en Ronda, entre ellos un buen número de guías turísticos; invitó también a la prensa local. Previamente, el pasado fin de semana coincidiendo con la Feria y la corrida Goyesca, hubo una anterior visita piloto a las instalaciones; la agencia Cactus Events desplazó hasta allí a un grupo de aficionados franceses que también disfrutaron de la Goyesca y la Corrida Rondeña de Rejones. Según Tejada, la experiencia resultó “positiva”, puesto que los turistas salieron de allí “encantados”, declaró Tejada.
Desde este viernes, durante los dos próximos meses, el centro continuará en funcionamiento en fase de pruebas. Un servicio de autobuses trasladará a los visitantes desde la plaza de toros de Ronda hasta la finca, situada a seis kilómetros de Ronda en la finca Dehesa Don Bosco, en la carretera que une Ronda con Málaga. Los autobuses realizarán cada día cuatro trayectos, dos por la mañana y dos por la tarde: “Para los extranjeros, en particular, puede resultar una experiencia única. Quienes tienen la imagen de los 20 últimos minutos de vida de un toro, en la plaza, van a comprobar cómo en el campo del toro bravo vive mejor que cualquier otro animal de otra especie”, dijo Rafael Tejada.
LA VISITA A LA FINCA
Tras llegar a la finca, la visita consiste en un recorrido que comienza en la plaza de tientas y los corrales construidos allí. Para los burladeros de la pequeña plaza de piedra, curiosamente, se ha elegido el mismo color gris-verdoso de los de la plaza de toros de la Maestranza de Ronda. Después, en vehículo o a pie, se recorre la finca a través de un recorrido vallado desde el que se pueden observar, en distintos cercados, hasta 80 cabezas de ganado bovino; desde pequeños becerros, hasta animales destetados o sementales de procedencia Domecq, cuatreros que adelantan la intención de criar una ganadería propia.
Al fin del recorrido, se alcanza un picadero cubierto donde hay caballos de pura raza española y hasta un caballo de picar, en una instalación recrea una plaza cubierta donde los turistas conocerán a través de paneles explicativos el origen y evolución de la tauromaquia y donde incluso pueden practicar con los capotes y muletas y con un “carretón”. La visita cuenta con guías especializados, y se ofrece en distintos idiomas.
“Hemos puesto en valor una dehesa que es una maravilla. Ahora le toca a la gente conocer el entorno donde vive el toro bravo y el caballo español”, declaró Rafael Tejada.