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Guantánamo, Irak y la crisis, las prioridades para Barack Obama

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Barack Obama ordenó ayer paralizar temporalmente los juicios en Guantánamo y congelar los salarios de los empleados de la Casa Blanca, dos decisiones con las que parece enviar un mensaje a la comunidad internacional sobre el nuevo rumbo que quiere dar a su política exterior, y otro dirigido a sus compatriotas para recordarles los sacrificios que harán falta para afrontar la crisis.

Mientras el nuevo presidente daba sus primeros pasos, el Senado era escenario de las audiencias de confirmación de dos figuras clave de su gabinete. Hillary Clinton ya es la nueva responsable de Exteriores y Timothy Geithner podría ser confirmado en las próximas horas para dirigir el Departamento del Tesoro.

El martes fue el día de Obama para las celebraciones, que terminaron a última hora de la noche con diez bailes de gala en su honor, y este miércoles amaneció por primera vez en la Casa Blanca con una extensa lista de tareas pendientes en su nueva mesa de trabajo del Despacho Oval -la misma que hasta unas horas antes utilizaba George W. Bush-, el futuro de la cárcel de Guantánamo, las guerras de Irak y de Afganistán y la crisis económica.

Una de sus primeras decisiones fue solicitar a la justicia militar que paralizara los juicios abiertos contra una veintena de presos de Guantánamo por un plazo de 120 días, orden inmediatamente acatada por el juez encargado del proceso contra los cuatro acusados de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, y por el magistrado que lleva el juicio contra Omar Khadr, el único ciudadano de un país occidental que todavía permanece en la base naval.

CIERRE DE GUANTANAMO

Obama había asegurado por activa y por pasiva que una de sus prioridades como presidente sería acabar con el limbo legal de Guantánamo, aunque en sus últimas intervenciones públicas había reconocido que el proceso llevaría más tiempo del previsto inicialmente, pero con la decisión adoptada este miércoles muestra a las claras su determinación política de acabar con uno de los peores símbolos de la guerra contra el terror de la Administración Bush.

Otra de sus promesas de campaña era terminar de forma "responsable" con la guerra de Irak y buscar un nuevo enfoque a la guerra en Afganistán. Pues bien, este miércoles mantuvo la primera reunión en la Casa Blanca con su secretario de Defensa, Robert Gates, con el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen, y con el general David Petraeus, para estudiar la mejor forma de acelerar la retirada de las tropas de Bagdad y enviar nuevos destacamentos a Kabul ante el recrudecimiento de la violencia.

Por otro lado, el nuevo inquilino de la Casa Blanca realizó una ronda de contactos telefónicos con los principales responsables de la región de Oriente Próximo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, el primer ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Abdalá II de Jordania, dando a entender que la resolución del conflicto palestino-israelí será una de las prioridades de su Administración.

CONGELAR SALARIOS

El otro asunto urgente que centra las energías del nuevo presidente es la crisis económica. Obama aprovechó sus primeras declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca para anunciar nuevas reglas para hacer más "transparente" su administración y dar ejemplo a los ciudadanos que, según dijo, se han tenido que "apretar el cinturón", congelará el salario a los empleados que ganen más de 100.000 dólares y establecer nuevas reglas éticas para regular la actuación de los grupos de presión.

Los analistas coinciden en que con esta decisión el presidente ha querido mandar un mensaje en clave interna en un intento por recordar a la población nuevamente que harán falta sacrificios para hacer frente a la crisis, la misma idea que centró buena parte de su discurso de investidura, en el que pidió a sus ciudadanos unidad y responsabilidad para "reconstruir" el país y advirtió que para ello harán falta decisiones "firmes y difíciles" porque las soluciones no llegarán a corto plazo.

Además, Obama mantuvo una reunión con sus principales asesores económicos para seguir trabajando en el plan de estímulo que quiere poner en marcha para intentar salir de la recesión, un paquete de medidas que en estos momentos está siendo negociado en la Cámara de Representantes y el Senado y que podría superar los 800.000 millones de dólares, de los cuales un 60 por ciento iría destinado a inversiones y un 40 por ciento a rebajas fiscales.

AUDIENCIAS DE CONFIRMACIÓN

Precisamente la persona designada por Obama para dirigir su política económica, Timothy Geithner, acudió este miércoles al Comité de Finanzas del Senado para su audiencia de confirmación, que al cierre de esta crónica no había concluida, y que había tenido que retrasarse varios días después de que se conociera que durante unos años dejó de pagar parte de sus impuestos y que contrató a una mujer sin papales para trabajar en su casa.

Ante las preguntas de los senadores, especialmente incisivas del bando republicano, el candidato para liderar el Departamento del Tesoro reconoció varias veces que efectivamente dejó de pagar una parte de sus obligaciones con Hacienda debido a un error involuntario, que dio marcha atrás nada más detectarlo. Pese a este asunto polémico, todo parece indicar que Geithner será confirmado por el Senado para el cargo.

La otra figura clave del nuevo gabinete que debía pasar por el trámite de confirmación en el Senado era Hillary Clinton, cuya votación concluyó pasadas las cuatro y media de la tarde con la mayoría suficiente para que la senadora por Nueva York y ex primera dama se convierta en la nueva responsable de la política exterior de Estados Unidos, venciendo así a quienes se oponían a su designación por las donaciones del extranjero que recibe la Fundación Clinton que lidera el ex presidente.


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