Para esta lotería, que marca el final de la Navidad, se han emitido sesenta series de 100.000 billetes cada una, a un precio de 20 euros el décimo, según datos del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE).
El primer premio está dotado con dos millones de euros por serie (200.000 euros por décimo).
También hay un segundo premio de un millón de euros por serie y 12 premios de 14.000 euros por serie, además de otros menos cuantiosos pero que pueden ayudar a muchos ciudadanos a afrontar la "cuesta de enero".
El sistema de dos bombos del Gordo de Navidad se sustituye por el método de bombos múltiples y su duración no rebasa los 30 minutos. Este sorteo, además, no tiene tanta emoción para el público como el que se celebra el 22 de diciembre, en que desconoce en qué momento los niños del colegio de San Ildefonso cantarán El Gordo, ya que el de El Niño sigue un guión preestablecido.
Así, primero se extraenlas terminaciones de dos y tres cifras; luego los doce premios de 14.000 euros; después el segundo premio, y, para finalizar, el primer premio y dos reintegros.
El Niño ha logrado arraigar entre la población española como un gran acontecimiento con el que se inaugura cada año, aunque el gasto varía enormemente de unas comunidades a otras y también entre provincias.
Las ventas del Sorteo Extraordinario de El Niño de la Lotería Nacional han totalizado este año los 762.568.020 euros, lo que significa un descenso con respecto a 2008 de un 2,05%., informó Loterías y Apuestas del Estado.
Las provincias con mayor número de boletos vendidos han sido Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante, siendo el gasto medio por habitante en el conjunto nacional de 16,90 euros. Soria es la provincia en el que se juega más dinero por habitante (53,73 euros), seguida por Lleida (34,14)
Por comunidades autónomas Castilla y León (24,39 euros), Asturias (23,50) y La Rioja (22,48) se sitúan este año al frente de la media de gasto por habitante.
Ceuta y Melilla ocupan los últimos lugares tradicionalmente en estas estadísticas al contar con un número de población mucho menor que el resto de provincias y comunidades autónomas.
