En estos días han comenzado las obras de derrumbe de la maltrecha visera de la grada principal de estadio del Cuvillo, y aunque la gran mayoría nos alegramos de que por fin se derribe ese símbolo de la decadencia portuense y detestable tarjeta de presentación para muchos visitantes, el anverso de esta realidad encubre un dramático final.
La irresponsable y electoralista decisión de nuestro Alcalde de no terminar las obras del parking de Pozos Dulces, daba el pistoletazo de salida hacia el Concurso de Acreedores de la empresa municipal Impulsa Puerto SA a la que el proyecto del mencionado parquin le iba a salir muy caro al tener que asumir las cuantiosas demandas de las empresas afectadas.
Así ha sido y en Julio de este año Impulsa se ha declarado en Concurso, lo que significa que posiblemente la empresa saque a subasta todos sus bienes para compensar las deudas con sus acreedores.
Tanto los terrenos aledaños al estadio como el propio estadio son propiedad de Impulsa Puerto SA y están incluidos en la masa patrimonial de la empresa, al igual que la bodega Campbell y la cantera San Cristóbal entre otros bienes.
Nos sorprende muchísimo que, en esta situación, al Sr Beardo le entren las prisas por adecuar el estadio con fondos públicos del Ayuntamiento, concretamente 275.000 €, a un bien que está a punto de ser subastado.
El arreglo en todo caso debería haberlo realizado Impulsa que es la propietaria, pero el Alcalde utiliza un procedimiento administrativo de urgencia que permite que la obra se asigne bajo su criterio (pero en base a unas condiciones excepcionales que no se dan) para saltarse los preceptos legales, la transparencia y libre concurrencia, designando con su dedo divino la empresa que realiza la obra, así como el presupuesto de la misma.
¿Para que inversor se está arreglando el Estadio del Cuvillo a sabiendas que muy probablemente se va a subastar?
El fin de Impulsa está cerca, la sombra de la corrupción siempre le ha acompañado y le va a acompañar hasta su lecho de muerte con el festín que se le está preparando a los inversores oportunistas.
Patrimonio de todos los portuenses que se va a malvender por los intereses particulares de un mal Alcalde. D.E.P.
