1.- Definitivamente nuestros queridos gobernantes abusan de que tenemos el cerebro averiado. Abusan, porque están seguros no solamente de que nos vamos a tragar la película que nos están contando sobre la fuga del prófugo delincuente, sino que encima cuentan con que los palmeros los van a seguir aplaudiendo y votando. Los locos queremos imitar al fulano y ponernos a robar a sabiendas de que nos van a proteger y de que harán que desaparezcamos cuando convenga. Además, si nos cogieran, siempre nos queda que nos regalen la amnistía a todos los chorizos, en vez de mandarnos al talego. Gracias a todo esto, el personal le está cogiendo una simpatía horrorosa a todo lo catalán.
2.- En el manicomio tenemos cierta cultura y, aunque nos duela la cabeza, llevamos un control de los Premios Nobel que en este mundo se han dado y de los que se están dando. Por eso no entendemos que todavía no se le haya concedido uno al que tuvo la genial idea de pegar los tapones de las botellas al mismo gollete. Los locos hemos decidido ya, en señal de protesta, tirar por la ventana todas la botellas que tengan el tapón cogido. Y lo curioso del caso es que el inventor de ese coñazo no ha dado todavía la cara. Nos gustaría saber quién es para ponerle un ladrillo pegado al cuello y que el angelito disfrute de su invento en carne propia.
3.- En este mundo nos sorprenden casi todas las cosas, pero hay una que nos deja con la boquita abierta. ¿Por qué cuando echan una foto la gente tiene casi la obligación de reírse? ¿Pretenden pasar a la historia como si hubieran sido muy felices? Hemos visto algunos señores y algunas señoras, que estaban muy serios, y, cuando les han llamado la atención para hacerles una foto, se han puesto a mirar hacia el móvil y a reírse no sabemos de qué. El problema es que inmediatamente después de la foto han vuelto a recuperar la cara seria que tenían. Curioso, pero se trata de una hipocresía desconcertante. Si alguien sabe por qué pasa esto, que nos escriba al manicomio y nos dice el motivo, por favor.
4.- Este sábado pasado se celebró el Trofeo Carranza más pobrecito y más raquítico que estos ojos de loco han visto. Ni siquiera porque se celebraba el 70 aniversario de su existencia, sus patrocinadores se han esmerado en traer algunos buenos equipos. Por cierto, se pueden poner como se pongan los progres, pero la gente va a seguir diciendo Carranza. La cosa es que unos cuantos locos nos fuimos a la calle Real, como siempre, a ver pasar los miles de coches que venían de Cádiz ese día del Trofeo. No se lo va a creer, pero no pasó ni uno. A ver si en Cádiz, en vez de estar discutiendo sobre el sexo de los ángeles y de los querubines, se dejan ya de pamplinas variadas y traen al Madrid, al Barça, al PGS y al Liverpool, por ejemplo, que ya está bien que nuestra calle Real se quede sin aquel espectáculo tan brillante.
5.- Total, que mientras le estamos dando un montón de vueltas a la fuga del prófugo delincuente, o a los malditos tapones de las botellas, o a la falsa risa que nos entra de golpe cuando nos echan una foto, o al nombre del estadio Carranza, el Ayuntamiento de nuestra ilustre ciudad, la Isla de León, aprovecha el momento para subirnos el alcantarillado o lo que haya que subir.
¡Qué astucia y qué habilidad la de nuestros políticos! Hay que morir con ellos.
