Lo que hoy es el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba volverá a tener la entrada por la puerta abierta por los almohades en el último tercio del XII, tras descubrirse que lo que se tenía por una fachada tardobarroca del XVIII es un añadido a la fachada original desde la orilla del río Guadalquivir situada al Sur del monumento.
Después de veinte años de trabajos, en tres meses, según el compromiso del alcalde de Córdoba, José María Bellido, para los primeros cinco días de su segundo mandato, el segundo monumento más visitado, tras la Mezquita-Catedral, sufrirá un cambio radical tanto desde el punto de vista de la comprensión del conjunto como de la accesibilidad.
Así lo entiende uno de los protagonistas del proceso desde la Gerencia Municipal de Urbanismo, el arqueólogo Juan Murillo, que considera el cambio del acceso desde el actual emplazamiento en la Torre de los Leones hasta el original del siglo XII, que es el más antiguo datado hasta ahora en el monumento, va a garantizar "tanto la lógica de la visita para poder entender el edificio como también algo fundamental en el siglo XXI, como es que todos los ciudadanos, aunque tengan algún tipo de dificultad en su movilidad, puedan acceder a todo el recorrido".
UNA PORTADA ALMOHADE OCULTA TRAS MORTERO
Durante una visita al monumento, Murillo ha destacado a EFE que el descubrimiento de la portada almohade oculta tras el mortero en el Patio de las Mujeres, así denominado por haber albergado la zona femenina, primero de la cárcel de la Inquisición, y luego de la civil, tiene una importancia trascendental.
Ha explicado que "ha permitido demostrar las hipótesis que los equipos de trabajo que estamos interviniendo en el Alcázar veníamos planteando desde hace algunos años y es que lo que conocemos como el actual Alcázar de los Reyes Cristianos en realidad su origen está en el siglo XII, en época almohade".
El recobrado acceso desde la ribera permitirá a las visitas, además de disponer de un recorrido accesible de casi la totalidad del monumento, entrar por el mismo nivel de las rampas diseñadas por los almohades hace ocho siglos para salvar los desniveles del edificio, cuyos originales se pueden observar en el yacimiento arqueológicos, al igual que vestigios desde el siglo II de nuestra era.
El acceso se hará desde la cota cero, que es la misma que situaron los almohades, unos 3,5 metros por encima de la omeya y entre 4,5 y 5 metros más alta que la romana, todas ellas presentes en el Patio de las Mujeres, donde también se contemplan las sucesivas ampliaciones de la muralla hacia lo que fue el puerto romano de la ciudad, extramuros del recinto fortificado.
El arqueólogo plantea que el espacio que actualmente ocupa el Alcázar era uno de los recintos de los alcázares, que "funcionaban coordinadamente" y que en 1482 fue cedido por Isabel la Católica a la Inquisición, dedicado en parte a prisión y más tarde a pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Córdoba, que lo convirtió en un monumento visitable.
RECUPERAR LA LOGICA DE LA VISITA
Ahora se recobrará lo que Murillo llama "la lógica de la visita" ya que el actual "discurso museográfico está concebido, en gran medida, de espaldas a la propia historia del edificio", según pone de manifiesto el investigador, académico y profesor titular del Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba Alberto León Muñoz en un artículo en el anuario de estudios arabistas, de la Real Academia de Córdoba (número 18 2020).
El profesor León, que para Juan Murillo es uno de los artífices de los trabajos arqueológicos del Alcázar, explica que en el Patio de las Mujeres hay una secuencia de ocupación entre los siglos I y XX, donde "destaca especialmente el hallazgo de evidencias del recinto civil tardoantiguo (castellum) que cerraba el ángulo Surocciental de la ciudad, probable origen del posterior alcázar andalusí”.
A su juicio, es "especialmente interesante" la fase constructiva almohade porque supone "una drástica transformación de la estructura y funcionamiento del alcázar omeya previo", con la construcción de un nuevo palacio almohade organizado en torno a un gran patio de crucero en su mitad Occidental y con estancias de servicio en su sector Oriental.
Este descubrimiento ratificó las teorías de los equipos de trabajo sobre que "esta construcción de planta cuadrada constituye el germen del posterior castillo bajomedieval castellano, el conocido actualmente como Alcázar de los Reyes Cristianos", y que el palacio almohade se erige como el centro de un complejo arquitectónico compuesto por varios recintos amurallados que triplica la extensión del antiguo alcázar omeya hasta alcanzar las 10,75 hectáreas, según los cálculos de Juan Murillo.
Para el arqueólogo de la Gerencia de Urbanismo, los almohades reproducen un modelo de acumulación de recintos fortificados dispuestos de un modo concéntrico, característica en al Andalus, y que tiene como ejemplo "más cercano y completo" al Alcázar de Sevilla.
En Córdoba, los recintos externos tendrían una funcionalidad esencialmente militar y los internos combinarían el carácter defensivo con el administrativo y áulico.
El porqué de la reversión de la circulación en el edificio en los últimos setenta años, desde que el Ayuntamiento lo puso en valor como activo turístico, Juan Murillo lo encuentra en que el arquitecto que ejecutó el proyecto, Víctor Escribano, se encontró con la zona ahora reconocida como la entrada natural del monumento "en ruina" y optó por "lo más fácil" para permitir el acceso al Salón de los Mosaicos y a los jardines, las dos referencias del Alcázar de Córdoba durante décadas.