Una de las provincias con más paro de España es Cádiz. Y 12 de los 20 municipios que soportan un mayor porcentaje de desempleo son gaditanos: Barbate, Arcos de la Frontera, Chipiona, Vejer de la Frontera, La Línea de la Concepción, Villamartín, Chiclana de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda, Medina Sidonia, Jerez de la Frontera, Ubrique y Puerto Real. Son los tristes abanderados de un paro endémico que azota a Andalucía, con unos diferenciales de desempleo tan estructurales como sonrojantes con el resto del país. No creo en las plagas bíblicas, pero la tragedia laboral que sufre Cádiz roza ese mal apocalíptico.Hay un trasfondo de frustración y malestar de una sociedad hastiada de sufrir el drama diario de levantarse y no tener un puesto de trabajo al que acudir. Y encima aguanta promesas institucionales o políticas incumplidas, el dudoso ejemplo de algunos empresarios de barriga y puro, y, para colmo, la mofa del tópico hiriente y falso que nos achaca una falsa indolencia al confundir la falta de trabajo con las ganas de trabajar.
Sin embargo, esta sangrante realidad no ha sido motivo suficiente para que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se haya dignado a pisar Cádiz hasta el pasado viernes. Resulta especialmente irritante que contemos con los dedos de una mano las veces que vino a Andalucía desde que asumió la responsabilidad de las políticas laborales en España, pero raya el insulto que no se prestase a arropar a los 600 trabajadores que se fueron a la calle meses atrás cuando Airbus cerró la planta de Puerto Real o que no se remangara in situ en la huelga del metal.
Lo dije hace un año y lo repito ¡Venga más a Andalucía y a Cádiz, pero con iniciativas y planes, que España no acaba en la M40! ¡Andalucía y Cádiz existen! Y más deberían existir para una ministra de Trabajo, la máxima responsable de las políticas laborales del país. No se trata de hacer una competición, pero seguro que se pondría colorada si comparamos sus visitas con las de la ministra de Hacienda, la andaluza María Jesús Montero, quien, por cierto, el mismo viernes vino otra vez a Cádiz a anunciar 735 empleos directos en Navantia y 6.000 indirectos en la industria auxiliar, sin contar con los inducidos que crea en la economía de la zona.