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Todo está ferpecto

¡Todos al centro!

Los analistas indican que se impone en el PP el estilo de Juanma Moreno, pero lo cierto es que Núñez Feijóo ya venía moderadito de su Galicia natal

Publicado: 17/01/2023 ·
18:26
· Actualizado: 17/01/2023 · 18:26
  • El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. -
Autor

Daniel Barea

Yo soy curioso hasta decir basta. Mantengo el tipo gracias a una estricta dieta a base de letras

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Ignoro si Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal se llevan bien, pero lo que se da por hecho es que enterraron el hacha de guerra que empuño primeramente Pablo Casado y han acordado un pacto de no agresión entre ambas formaciones. Los populares optan, al menos de aquí a las próximas elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo por la moderación, sea lo que sea eso. Los analistas indican que se impone, de este modo, el estilo de Juanma Moreno, tras barrer en Andalucía con una mayoría absoluta sin precedentes. Lo cierto es que Núñez Feijóo ya venía moderadito de su Galicia natal, con guiños al nacionalismo y posicionamientos más centrados. Cosa de la demoscopia, supongo. La cuestión es que el PP gira definitivamente al centro-centro, con guiños al menguante electorado de Ciudadanos, formación en vías de extinción que, pese a la caída libre, se empeña en mantener a la responsable de la debacle, Inés Arrimadas, con mando en plaza. Cosas. Con los dirigentes de la formación naranja, los populares son menos refinados a la hora de atraerlos y ofrece a los desertores huecos en la administración pública donde gobiernan, puestos de salida en candidaturas y hasta números uno de listas. Y los que reciben la llamada, encantados, claro, porque la política es una cosa muy seria.

La estrategia tendrá matices territoriales. O debería tenerlos. Porque, en Madrid, Isabel Díaz Ayuso no va a dar su brazo a torcer. Madrid tiene sus peculiaridades y Vox las conoce tan bien como la presidenta. La mayoría solo es posible con un discurso de derechas. Habrá que ver cómo responde el electorado, no sé, del cinturón rojo de Sevilla, muy ideologizado pero desencantado con la alocada aventura de Pedro Sánchez con los restos de Podemos e IU. La izquierda, en este sentido, no se aclara.

Y tiene serios problemas: el miedo a la ultraderecha, su principal argumento hasta ahora, no funciona; las alianzas con los independentistas son indigeribles por el grueso de la población, y lo mismo, hasta Puigdemont se cuela en campaña, con todo lo que conlleva; y, por otro lado, el escudo social, hallazgo en la jerga de izquierdas, no ha servido de gran ayuda. Basta con pasear por el supermercado para comprobar, oh, sorpresa, que la rebaja del IVA no ha repercutido en el precio de venta.

Pedro Sánchez se la juega. La estrategia es compleja y arriesgada: debe polarizar el debate, para situar a su propio socio de gobierno en posturas radicales para mostrarse moderado (¡como Feijóo! ) ante la opinión pública imponiéndose en el Consejo de Ministros o poniendo trabas a los proyectos de ley impulsados por Podemos e IU, como ha sucedido con la ley de bienestar animal.  Y se encomienda a que la crisis económica, rara, distinta a la de 2011, con empleo peor con una pérdida importante de poder adquisitivo, no vaya a mayores.

Como hay un exceso de encuestas, solo Dios sabe lo que va a suceder. Lo que está claro es que el espacio codiciado es el centro, vuelve el bipartidismo ahora con el adjetivo imperfecto (como si  hubiera bipartidismo perfecto...) y, pase lo que pase en mayo, habrá tiempo para corregir estrategia antes de las nacionales.

 

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