En esta nueva estrategia, Estados Unidos se compromete, con ciertas precauciones, a “no utilizar ni a amenazar con armas nucleares” a los países que no cuenten con estos arsenales y cumplan sus obligaciones dentro del Tratado de No Proliferación.
En caso de que esos países atacaran a EEUU con armas biológicas o químicas, Washington respondería con una fuerza “militar convencional devastadora”, según el plan de la Casa Blanca.
Pero EEUU, matiza el informe, se reserva el derecho de modificar su compromiso ante el “potencial catastrófico de las armas biológicas y los rápidos avances” en esas tecnologías.
En el caso de los países que no respeten el TNP, EEUU sí prevé “una estrecha gama de circunstancias en las que las armas nucleares pueden desempeñar un papel”.