El Arte de la profanía del ser en Ismael Pinteño

Publicado: 01/11/2023
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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El paso de un mundo totalmente condicionado por lo sagrado hacia otro, dónde la humanidad asume sin dependencias de dioses y mitos su presente, es inexorable.
La obra de Ismael Pinteño, artista visual, pintor, ilustrador… algecireño, promueve sentimientos y pensamientos de muy diversa índole. La contemplación inevitable de cualquiera de sus obras trasmite al observador una carga emocional apreciable. Nadie queda al margen de la visión de sus obras. El arte que gestiona Ismael además atesora una filosofía sobre la vida, sobre la realidad. Aporta pensamientos, siempre atenta a quien visualiza cada obra. Es fácil augurar que ríos de tinta e imágenes permitirán, a varias generaciones, conocer la vasta obra de este artista, Ismael Pinteño. Una de sus últimas obras, segundo premio, entre 480 obras presentadas al certamen de dibujo Gregorio Prieto, se titula “"After Ego o La profanía del ser". Un trabajo realizado con aguada de tinta sobre papel, de dimensiones 180 x 130 cm. De suyo, la imagen ya genera sensaciones que cada persona en su intimidad experimenta. Más aún cuando está enmarcada en estos luctuosos momentos por las muertes en Gaza. Merece una reflexión la conexión del nombre “La profanía del ser”, con aquello que se presenta. El diccionario de la Lengua Española recoge el término profanía, relacionado con profano, y que suponeTratar algo sagrado sin el debido respeto, o aplicarlo a usos profanos” El artista ha manifestado sus impresiones sobre esta obra: Siempre me interesa la ramificación simbólica del fuego: como elemento purificador y expiación, pero también de su inquietante poder de destrucción que nos acecha. El fuego es nuestro origen, nuestra luz en la distancia pero también nos va a calcinar... Y el tiempo lo dirá“ Haciendo una referencia a unas palabras de Ray Bradbury en su novela cuasi profética Farenheit 451 "Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio". Y es que el fuego acompaña a la especie humana desde hace mucho tiempo, es más hay quien afirma que sólo el fuego permitió que prosperara y no se extinguiera. La revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ha publicado un estudio en el que es posible afirmar que desde hace algo más de 800 mil años ya se utilizaba el Fuego, bastante más tardíamente de los 200 mil que la ciencia venía atribuyendo a las culturas neandertales. Más allá de como el control de las llamas influyó extraordinariamente en la evolución material de la humanidad, el fuego ha estado y sigue estando presente en la cultura de todos los pueblos sobre todo en sus vertientes más ideológicas, más emotivas, más definidoras de personalidades. La profanía de lo sagrado que proyecta tan visualmente esta obra de Pinteño permite reflexionar no sólo sobre el papel “purificador” del fuego, sino también sobre los ámbitos esencialmente humanos, valores incluidos, que los engranajes de un mundo materializado consumen, evaporan, hasta el extremo. Para convivir humanamente es preciso reconocer al prójimo como un igual en dignidad y con la consideración de persona que, al convivir, adquiere derechos y asume deberes para con la colectividad donde se desarrolla. En las culturas arcanas que aún no eran capaces de comprender el status que cada ser humano tenía per se, precisaban la invocación de lo sagrado y sólo desde las divinidades asumían la valía del “ser persona”. Cuando la cultura evoluciona hasta asumir el inmenso valor que supone la vida en general y la humana en particular, no requiere la referencia a lo sagrado. Para gozar y asumir todo el respeto y consideración como persona no requiere de nada más, por sí se basta y se sobra. Esta corriente imparable de la humanidad que supone asumir en si misma la capacidad de valorar al máximo la vida, va situando los aspectos mágicos, esotéricos o religiosos en ámbitos sociales más reducidos. Evidentemente quienes tienen poderosos intereses, en que aquellos sigan manejando las creencias de los pueblos, dividiéndolos, se han venido resistiendo a ello y le han ido atribuyendo al termino profano significados negativos. Por ejemplo este adjetivo se le aplica a la persona “Que carece de experiencia o conocimientos en una determinada materia”. Prueba de la evolución cultural ya no se usa y se ha sustituido por inexperta. Al contraponer sagrado con profano se acaba atribuyendo al primer término todos los parabienes y al segundo todas las maldades. El paso de un mundo totalmente condicionado por lo sagrado hacia otro, dónde la humanidad asume sin dependencias de dioses y mitos su presente, es inexorable. No obstante este proceso se antoja lento porque poderosos intereses siempre pretenden dominarla. Pasar de adorar a las fuerzas de la naturaleza, al poder del dinero y los bienes materiales, no supone evolución alguna. Por ello la profanía del ser puede considerarse tanto una invitación a la liberación de “lo sagrado”, porque esclaviza, enajena; como la denuncia de una sociedad materialista machacadora de los valores más esenciales de la vida. Esta obra de Pinteño suscitará diversas emociones y pensamientos en quienes la contemplan. Ese es el regalo que hace el creador. Uno de esos pensamientos evoca la urgente necesidad de ser, sin ataduras, ni externas ni internas. La búsqueda de la libertad de Ser, per se, requiere valentía para prender fuego a bastantes esclavitudes, limitaciones y dependencias. Bien pudiera ser una alegoría que oportunamente  proyecta como la destrucción puede generar el milagro de aunar a la humanidad superando incluso las divisiones que promueven las religiones.

Fdo Rafael Fenoy

 

 

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