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sociedad

La silla como clave para evitar dolores al teletrabajar

Durante este año de incertidumbre, pocas cosas han sido una norma, entre las cuales destaca el teletrabajo junto con sus implicaciones

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  • Teletrabajo. -

Durante este año de incertidumbre, pocas cosas han sido una norma, entre las cuales destaca el teletrabajo junto con sus implicaciones. A pesar de que trabajar desde cualquier parte del mundo (esta vez desde casa) sonaba tan atractivo, pronto nos dimos cuenta de que se requiere un espacio adecuado para que no sea un ejercicio dañino a nivel físico.

Dolores musculares y articulares forman parte de lo común en el teletrabajo, como si fueran una consecuencia directa. Sin embargo, no debería ser común el dolor bajo ninguna circunstancia porque este es un indicativo de que algo no está bien en el cuerpo. El trabajo no es dañino en sí mismo, sino hacerlo en condiciones precarias.

El teletrabajo y la salud

El trabajo de oficina tiende a rondar 8 horas al día, en las cuales los empleados pasan la mayor parte del tiempo sentados. El agotamiento es habitual al finalizar la jornada laboral y, en parte, se debe a las malas condiciones físicas a las que estamos sometidos en esta clase de trabajos, a pesar de que se venda como algo ligero para el cuerpo.

La realidad es que estar sentados es la peor posición para el cuerpo si es durante mucho tiempo. De pie o acostados a lo largo son posturas más sencillas de adoptar simplemente porque el cuerpo está casi completamente relajado, sin esfuerzos significativos ni tensiones ni contracciones musculares obvias.

En cambio, el estar sentados implica hacer constantemente equilibrio para mantener una postura bastante más compleja. Los esfuerzos son mayores a la vez que los soportes son más escasos. Como consecuencia, es fácil perder la postura correcta y caer encorvando la espalda, bajando los hombros y adelantando el cuello.

Los dolores en los músculos de la espalda y las cervicales se han relacionado constantemente con estar tanto tiempo sentados en una mala postura. Entonces, ¿qué se puede hacer para lidiar con esto? Más allá de tener una buena salud en general y trabajar el cuerpo, hay que cambiar el entorno y adaptarlo.

Una buena oficina trabajar

Si imaginamos una oficina, probablemente lo primero que se nos viene a la mente son un escritorio y una silla. Y, aunque parezca obvio, se tratan de los dos elementos clave que deben estar en una oficina, y de los que tendemos a carecer en casa. O al menos fue así hasta la llegada de la pandemia, cuando nos vimos forzados a traer la oficina al hogar.

El problema es que no todas las sillas ni todos los escritorios pueden ser considerados como muebles de oficina. Los que son realmente aptos están diseñados para ayudar al usuario a mantener una postura correcta (no necesariamente cómoda) durante la mayor parte posible del tiempo.

En cuanto a la mesa, en realidad, podría ser casi cualquiera siempre que la pantalla del ordenador quede a una altura en la que el cuello no se tuerza y los brazos no queden demasiado altos o bajos, además de ser lo suficientemente espaciosa. Sin embargo, la historia es diferente para la silla porque es donde apoyamos la mayor parte del peso.

La silla profesional: protagonista del mobiliario de oficina en casa

En el mobiliario de oficina, la silla de escritorio es el claro protagonista porque vamos a estar sentados durante varias horas. La espalda requiere de un lugar en el que apoyarse cómodamente sin torcerse a la vez que no adquiere una postura demasiado rígida para causar tensiones innecesarias.

La silla de oficina debe ser ergonómica, con un diseño apto para todas las actividades que se desarrollan durante el trabajo. Estas actividades serían estar sentados, mover los brazos para manipular el ordenador, mover la propia silla para maniobrar y demás microtareas que hacemos al trabajar.

Por lo tanto, el asiento debe ser cómodo y regulable para que siempre estemos a la altura apropiada, pero sin ser demasiado blando porque la cadera y la espalda baja harían esfuerzos adicionales para balancearse. Es aquí donde especialmente la comodidad no es sinónimo de una buena postura porque el asiento ligeramente duro no es tan agradable.

El respaldo también debe dar el apoyo suficiente para que la espalda no se vaya hacia atrás, pero sí flexible hasta cierto punto para que poder echarnos hacia atrás en caso de necesitarlo. Nadie se sienta exactamente de la misma forma, por lo que esta flexibilidad es necesaria para que la silla se adapte a nuestra “postura correcta”.

Los reposabrazos son necesarios para aligerar la tensión que debe hacer la espalda para mantenerse recta porque ejercemos un pequeño empuje con los brazos y, así, tener un mayor balance. También es el lugar de descanso cuando estamos usando el ordenador.

La mesa, los muebles auxiliares y la pizarra que quizás quieras tener en tu lugar de trabajo son importantes, pero no deberían ser lo prioritario a la hora de escoger mobiliario de oficina. Procura buscar una silla que realmente te sirva para tener una buena postura y sigue las recomendaciones básicas de movimiento para evitar los dolores típicos del trabajo de oficina.

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