A prisión el ciudadano francés que se fugó tras ser condenado a 20 años por asesinar a un camarero

Publicado: 09/09/2015
La Policía ha localizado y detenido en Bélgica a Dominique P, el ciudadano francés que se fugó tras ser condenado a 20 años y 8 meses de cárcel por matar a un camarero del bar Tío Tom en su vivienda de la calle Vib Arragel para intentar robarle la droga y el dinero que guardaba en una caja fuerte
La Policía ha localizado y detenido en Bélgica a Dominique P., el ciudadano francés que se fugó tras ser condenado a 20 años y 8 meses de cárcel por matar el 8 de diciembre de 2002 a un camarero del bar 'Tío Tom' en su vivienda de la calle Vib Arragel de la capital hispalense para intentar robarle la droga y el dinero que guardaba en una caja fuerte.

   En este sentido, fuentes del caso han informado a Europa Press de que, tras no acudir a la Audiencia Provincial para que le notificaran la sentencia en octubre de 2014, el acusado, que se encontraba en libertad en esos momentos, se dio a la fuga, por lo que la Sección Cuarta dictó una orden internacional de busca, captura e ingreso en prisión del procesado.

   De este modo, el acusado fue localizado y detenido a mediados del pasado mes de julio en la localidad belga de Gante, tras lo que, en virtud de la orden de busca, captura e ingreso en prisión que pesaba sobre él, fue trasladado a España, ingresando en la cárcel madrileña de Soto del Real el día 22 de julio, según las fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) consultadas por Europa Press.

LA SENTENCIA

   El acusado, que en el juicio admitió que propinó a la víctima "dos o tres" golpes en la cara para intentar robarle la droga y el dinero que guardaba en una caja fuerte, pero que se marchó del inmueble dejando con vida a la víctima, estuvo en prisión por estos hechos desde el 26 de junio de 2012 hasta el 29 de mayo del presente año 2014, cuando quedó en libertad con la obligación de comparecer en el Juzgado dos veces a la semana.

   La Sección Cuarta condenó al acusado a 19 años de prisión por un delito de asesinato y a 20 meses de cárcel por un delito intentado de robo con violencia, así como al pago de una indemnización de 120.000 euros a los padres de la víctima, pero el acusado no se presentó en la Audiencia el día que fue citado para notificarle la sentencia y se dio a la fuga.

   Los hechos tuvieron lugar sobre las 22,30 horas del 8 de diciembre de 2002, cuando el acusado acudió a la vivienda del fallecido "con la intención de apoderarse del dinero y sustancias estupefacientes que sabía se guardaban en una caja fuerte del interior de la casa", de manera que "aguardó oculto la llegada" de la víctima "y cuando éste estaba abriendo la puerta, apareció por sorpresa y le empujó violentamente, introduciéndose con él en la vivienda".

   Una vez dentro, se produjo un "breve" enfrentamiento físico entre ambos en el marco del cual el finado golpeó en la boca a Dominique, quien no obstante consiguió reducirlo hasta dejarlo "aturdido", lo que le permitió inmovilizarle los brazos con unas bridas de plástico y las piernas con cinta adhesiva.

GOLPES "BRUTALES"

   "Atada" la víctima y tras atrancar por dentro la puerta de la vivienda con una barra metálica, el procesado arrastró al fallecido hasta la planta superior, y en concreto hasta la habitación donde estaba la caja fuerte, "y comenzó a golpearlo reiterada y brutalmente mientras le exigía, en vano, que le facilitase la llave o la combinación que abría dicha caja, no importándole que la violencia de los golpes, dirigidos primordialmente a la cabeza, pero que incluyeron también patadas y amagos de estrangulamiento, pudiera acabar con su vida".

   El ruido de los golpes y los gritos y lamentos de la víctima "alarmaron" a la vecina de una casa colindante, que a las 22,45 horas llamó a la Policía Local, dos de cuyos agentes se personaron en la vivienda pocos minutos después, "sin que les fuera franqueada la entrada ni ellos apreciaran nada sospechoso desde el exterior", lo cual, sin embargo, "bastó para atemorizar al procesado, que abandonó precipitadamente la vivienda sin conseguir su propósito de apoderarse del contenido de la caja fuerte".

   El acusado, de este modo, dejó al agredido "atado, malherido e inconsciente", falleciendo pocos minutos después a consecuencia de la hemorragia causada por los golpes en la cabeza y siendo descubierto su cadáver sobre las 2,00 horas de esa misma noche.

   La sentencia señala que la "mayor parte" de los hechos probados fueron reconocidos en el juicio por el propio acusado, quien confesó "sin ambages, seguramente por la incontestable evidencia que supone la identificación de su huella genética, que estuvo en casa de la víctima y que allí le propinó varios golpes, admitiendo también que lo hizo a fin de obligarle a facilitarle la apertura de la caja fuerte".

LA VERSIÓN DEL ACUSADO "CARECE DE TODA CONSISTENCIA"

   Sin embargo, el imputado declaró, "casi con indignación", que cuando huyó del inmueble la víctima estaba viva y que su muerte es imputable a terceros desconocidos que entraron en la vivienda después de su marcha, una versión parcialmente exculpatoria que "carece de toda consistencia frente a la contundencia de la prueba de cargo, que acredita más allá de toda duda razonable que fue precisamente el acusado quien causó la muerte".

   El tribunal recuerda en este sentido el "expresivo" testimonio de la vecina que avisó a la Policía, que fue "contundente al recordar que hubo un único episodio ininterrumpido de golpes y gritos". "Si hubo un solo incidente violento y esto, como es obvio, se inició antes de la llamada a la Policía que puso en fuga al acusado, éste, que además afirma haber actuado en solitario, hubo de cometer sobre la víctima la totalidad de las agresiones que acabaron con su vida", apostilla.

   También alude a los resultados del análisis genético de las muestras biológicas recogidas en la vivienda, que "vienen a confirmar que solo el acusado ejerció violencia" sobre el finado, recordando que 9 de las 13 muestras recogidas y de las que se pudo obtener un perfil genético contenían restos con el perfil de la víctima, del acusado, o de ambos mezclados, mientras que las cuatro restantes "contenían, solo o mezclado con el de la víctima, el perfil genético de dos personas cuya presencia en casa de la víctima era explicable por razones inocuas".

   "Resulta extremadamente inverosímil, por no decir prácticamente imposible, que otras personas distintas del acusado hubieran entrado en la casa y agredido a la víctima sin dejar restos biológicos que contuvieran su perfil genético, solo o mezclado con otros, aunque ese perfil no pudiera identificarse", argumenta la Audiencia.

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