Éramos muchos los que confiábamos en Marcelino por la trayectoria de excelente analista y por su firmeza a la hora de pedir a los dirigentes con los que trabaja. Pero en el Sevilla se acomodó, al menos en esa faceta de la exigencia con respecto a sus superiores. Creía, y cree, que Monchi y Del Nido son infalibles, y se dejó llevar. Pero ahora, desde Asturias, sin alzar demasiado la voz, excepto en lo referente a Palop, ha dicho muchas más verdades de las que dijo aquí.
En los micrófonos de Radio Marca admitió que en su conocimiento de la plantilla, y la evaluación de la misma, "quizá" se equivocara, algo que rectificó, dice, "en el mercado invernal" con los fichajes de Reyes, Babá y Cala. "En algunos partidos sólo tuvimos a Manu en punta y sin recambios en el banquillo", dijo admitiendo, por tanto, que la planificación no fue la correcta.
Ya en el capítulo de nombres propios, insistió en que "con Kanouté no hubo ni el más mínimo problema. Lo respeto y lo admito como profesional y como deportista. De Escudé, decir que es un tipo ejemplar. Referente en el vestuario en lo profesional y lo humano. Con Palop no tengo queja en el trabajo que ha hecho; en el resto de las facetas, pues entiendo que no hizo de capitán como uno entiende que se debe mover un capitán. Yo tengo la conciencia tranquila con respecto a él, no sé si al contrario puede decir lo mismo". En definitiva, una palo en toda regla. Lo que dijeron muchos periodistas y que fue desmentido o tapado en su momento, también por Marcelino.
Por último, quiso destacar que con él "estábamos más cerca de la Champions League de lo que se ha cabado, aunque también más cerca del descenso. Pero es que con nosotros, y luego, el equipo es que no se ha mostrado como tal. Se ha jugado más en individual que en colectivo".