No es la primera vez que ocurre. Una muerte en alta mar llega a conocimiento de la prensa antes que de la familia. Y lo que es peor, la empresa propietaria del barco mantiene el silencio hasta el punto de que padres, esposas o hijos tienen que enterarse por lo publicado. De sopetón.
La muerte de Juan Manuel Marchante Martínez, un joven vecino de San Fernando que trabajaba como vigilante de seguridad en el atunero Txori Gorri que faenaba al noreste de Madagascar, zona de piratas, llegó a su familia desde la empresa para la que trabajaba, según dijo la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, manifestando que "no le constaba" que se hubiera enterado por la prensa como se creyó en un principio.
Pero lo peor es que la incertidumbre sobre lo ocurrido no se disipaba con el paso de las horas, ni mucho menos las causas, distintas a como se publicaron en un principio.
La alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada Montañés, se puso en contacto con la familia en la mañana del sábado 9 de abril para ponerse a su disposición y lo que le pidió la familia fue precisamente eso, información fidedigna.
Como ya hiciera el alcalde anterior en otro caso de muerte en el mar, Cavada se puso en contacto con el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, consiguiendo ambos que las noticias llegaran con fluidez y veracidad. Primero a través de la Delegación del Gobierno en Andalucía y luego incluso a través de la Policía Nacional.
Lo que ocurrió en el barco es algo que tendrá que esclarecerse, pero la realidad es que todo apunta a un presunto caso de asesinato, si las noticias que publica la edición digital de El Mundo se demuestran ciertas. El agresor, Juan José Vera Carrillo, su compañero, le disparó después de haber planeado el ataque y luego se encerró en un camarote donde se suicidó.
El barco llegó el día 9 a Puerto Victoria, la capital de Seychelles, las islas a 90 kilómetros de donde faenaba el atunero cuando tuvieron lugar los hechos. Eso indica que las noticias pueden llegar de forma más fluida aunque ahora comienza el a veces interminable papeleo para repatriar el cuerpo.
Juan Manuel Marchante era infante de marina antes de trabajar para la seguridad de un barco. Hermano del Ecce-Homo, al igual que su padre, Lucas Marchante de Alba, pertenece a una familia en la que son cofrade desde que nacen. De hecho, en su perfil público de Facebook uno de sus amigos le colgó una foto del paso de Cristo en la salida de la Pastora para darle ánimo, lo que él agradece en la respuesta.
Su experiencia como vigilante de seguridad, además de su formación militar que es sinónimo de responsabilidad y disciplina, era una garantía para el atunero, que ya sufrió un ataque de los piratas somalíes en el año 2009.
El perfil de Facebook se ha convirtió desde primeras horas de ese sábado en un libro de condolencias de amigos y conocidos que lamentaban la muerte de un hombre profesional y responsable.