Durante las primeras jornadas de agosto el municipio de Benalauría ha celebrado su Feria y Fiestas de Moros y Cristianos con un sinfín de actividades y eventos dirigidos a personas de todas las edades, aunque quizá los momentos más esperados se vivieron el domingo con la representación histórica de Moros y Cristianos, una obra de teatro en la calle interpretada magníficamente por los propios vecinos cuyo elaborado texto relata con rigor parte importante de la historia del pueblo y el Valle del Genal, introduciendo también algunos aspectos de ficción. Centenares de personas abarrotaron la plaza de Benalauría y sus alrededores para no perder un detalle de la espectacular representación.
José Antonio Castillo, cronista oficial de Benalauría y director de la representación histórica de Moros y Cristianos, ha indicado que desde hace poco más de 25 años este evento se plantea como una fiesta de la reconciliación histórica. Las interpretaciones que realizan decenas de vecinos se enmarcan en la rebelión mudéjar de 1501, cuando los musulmanes que permanecieron en el territorio tras la reconquista de Granada por parte de los Reyes Católicos se alzaron en armas al incumplirse por ambas partes las capitulaciones establecidas.
Castillo ha explicado que la trama de la representación de Moros y Cristianos consiste, en primer lugar, en el llamado “cautiverio”. Aquí los moros llegan a Benalauría con la intención de reconquistar el pueblo y, tras la negativa del alcalde a entregarles la villa, éstos capturan a Santo Domingo de Guzmán, patrón del municipio. En la segunda parte de la obra, conocida como “el rescate”, se interpreta la llegada de las milicias cristianas desde otros puntos de Andalucía para vencer a los moros, que después de caer derrotados deben acatar nuevas capitulaciones, como la de tener la posibilidad de seguir trabajando sus tierras y conservar sus bienes, e incluso sus costumbres, siempre que se conviertan al cristianismo, los que se conocen como moriscos. Aquellos que no aceptan esta condición deben abandonar Benalauría y marcharse pacíficamente, como hace con lágrimas en los ojos el líder musulmán.
El cronista ha recordado que el Valle del Genal y su paisaje no se pueden entender sin valorar la profunda impronta dejada por la cultura árabe durante 8 siglos. “Hay que tener en cuenta que cuando hay un desarraigo siempre hay una tragedia. Nosotros entramos de lleno en esta tragedia y nos colocamos de lado del vencido, comprendiéndolo, entendiéndolo y sin establecer parámetros históricos que no nos corresponden. Por tanto, la obra es fiel al espíritu de reconciliación que debe tener el ser humano en la actualidad”, concluyó Castillo.