Menos mal que hay quienes se preocupan por Sevilla. Aunque la participación y por tanto la intensidad haya bajado desde aquel interés de los 60, 70 y 80, queda quienes no lo confían todo en los políticos profesionales ni en los gestores y “técnicos” al estilo actual. Hay preocupación por el Patrimonio histórico y cultural y varias asociaciones militantes en él que lo autentifican, y en lo que nos ocupa está la Plataforma Planuente, siempre viva, siempre activa en la reclamación de uso para el puente de hierro, que todavía podría dar mucho y buen servicio para el cruce del Guadalquivir en algún punto de su doble recorrido. “Aparcado” a la orilla es un lamentable olvido, un objeto indebidamente abandonado.
Sin duda se han propuesto diversos emplazamientos para él, porque sin duda también hay varios lugares donde el puente puede prestar el servicio para el que fue pensado, fabricado y colocado en su emplazamiento original. Obsoleto para seguir cumpliendo aquella misión, hubo que cambiarlo. Y mereció la pena el construido en su lugar, lo que no presuponía la menor necesidad de dejarlo tirado en medio de la calle y olvidarse de su existencia durante veinte años.
El Ayuntamiento, tan diligente para afear la ciudad con tranvías inútiles y lentos, para ahorrar a la Junta y al Gobierno su deber de invertir en la construcción del metro, y en vez de reclamársela, gasta el dinero de los sevillanos en esa obra costosísima para ir a ninguna parte, y hacer creer a los sevillanos que trabajan y gastan pensando en la ciudad, lamentable teatrillo que les sale gratis, porque a los cuatro años serán despachados y cambiados por otro sin pedirles cuenta de su gestión.
Hace falta reavivar el interés de los sevillanos, debería volver la participación para decirle a las autoridades qué necesitamos y qué nos pueden ahorrar por más que les satisfaga a ellos. Porque el votante tiene el derecho y el deber de exigir a sus representantes que quiten de una vez el puente de un paraje lleno de hierbas y lo coloquen en el mejor punto posible, el más útil, el más oportuno, para que la ciudad recupere un símbolo y un servicio. Por eso lo primero es reconocer y agradecer su trabajo a la plataforma Planuente.