Ecologistas en Acción y Greenpeace consideran que la situación en la central nuclear de Fukushima Daiichi y en su entorno, es "catastrófica", tres años después del accidente que sufrió la planta a raíz del tsunami que siguió a un terremoto de 9 grados de magnitud.
En este sentido, han manifestado a Europa Press que, a pesar del tiempo transcurrido y de que Japón es una potencia tecnológica, la situación en Fukushima "sigue siendo catastrófica" se siguen produciendo sucesos nucleares como fugas de agua radiactiva, que están llegando al agua y al suelo y en la zona hay una radiación de 1 sievert a la hora, lo que significa que si alguien entra en contacto con ese agua moriría en pocas horas.
En cuanto a la situación de la población, el portavoz nuclear de Ecologistas en Acción, Paco Castejón, ha manifestado que esta es la tarea de descontaminación más grande de toda la historia porque se está tratando de limpiar un área enorme de todos los radioisótopos, mientras que unas 52.000 personas siguen viviendo fuera de sus casas, en viviendas prefabricadas y que los niños de las poblaciones cercanas tienen limitado el tiempo de juego al aire libre, lo que influye en su salud física y psíquica.
Además, cree que "lo peor de lo que queda por delante" es el desmantelamiento de la planta, ya que no hay precedentes de desmontaje en reactores total o parcialmente fundidos, como es el caso de los reactores 1, 2 y 3. Hasta ahora, los precedentes en esta situación se han cubierto con un sarcófago, como en el caso de Chernóbil (Ucrania), o se han sellado con hormigón, como en el caso de Three Miles Island (Estados Unidos). En este caso no es uno reactor, sino tres y el recinto es bastante mayor.
De este modo, Castejón cree que aún faltan dos o tres años para que la descontaminación sea efectiva y los niveles de radiación puedan estar por debajo de lo permitido y la población pueda volver a sus casas. En todo caso, ha añadido que en un radio de tres kilómetros de radio de la planta atómica seguirá siendo inhabitable durante
Asimismo, aún se deberá seguir inyectando agua de mar para mantener los reactores fríos porque el accidente aún sigue sin controlar. El recinto de la central, tres kilómetros de radio, va a resultar inhabitable durante miles de años. Así, ha puesto de ejemplo que en España hay municipios situados a menos de tres kilómetros de centrales nucleares, como en Trillo (Guadalajara).
De este modo, el portavoz ecologista concluye que después de cada accidente se extraen conclusiones y se aplican lecciones, pero "siempre habrá algo que se escape al conocimiento y las consecuencias son catastróficas". Además, ha recordado que en Fukushima el iniciador del accidente fue el tsunami, un suceso externo, lo que demuestra que, por mucho que se controle la central, no es posible el control absoluto.
Tras el accidente, según ha recordado algunos países "se empeñaron" en mantener sus programas nucleares y otros han cerrado sus plantas o las cerrarán progresivamente. Sin embargo, Finlandia sigue adelante con la construcción de su quinto reactor, Francia mantiene todas sus empresas y Reino Unido está planificando una nueva central. Respecto a España, ha lamentado que el Gobierno se empeñe "más que los dueños" en reabrir la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos).
En este contexto, ha criticado que el Gobierno haya legislado varias veces para intentar que Garoña vuelva a operar, lo que significa que el Ejecutivo está "legislando a la medida de una empresa privada".
FUKUSIMA, IGUAL QUE GAROÑA
Por su parte, la responsable del programa de energía y cambio climático de Greenpeace, Raquel Montón, ha asegurado a Europa Press que "las cosas están igual o peor" porque las víctimas llevan "tres años abandonadas en el limbo" y sigue habiendo 30.000 personas habitando viviendas "provisionales" de dos habitaciones.
Asimismo, ha lamentado que la población no está cobrando unas indemnizaciones que, por otro lado, son insuficientes y no volverán a sus casas por mucho que el Gobierno que es seguro, ya que no se fían de sus mediciones.
En este contexto, ha calificado de "escandaloso" que los fabricantes de componentes y equipos nucleares sigan sin tener responsabilidad civil ante cualquier tipo de fallo o accidente y que la legislación señale que no se puede reclamar de un país a otro, de acuerdo con el Convenio sobre indemnización suplementaria por daños nucleares.
Respecto a las pruebas de resistencia efectuadas en el parque atómico español tras el accidente en el país nipón, se calcula que las plantas francesas deberán invertir unos 50.000 millones de euros para adaptarse a los nuevos requerimientos de los estrés test. En estas mejoras no se incluye las pertinentes por envejecimiento de cada reactor.
A su juicio, Europa debería plantearse la edad de su parque nuclear e ir cerrando las centrales a medida que van cumpliendo 40 años porque los fallos pueden llegar desde fuera y porque Fukushima, que "desbordó todas las previsiones", ha demostrado que el riesgo "no es nunca cero".
MÁS DE 1.600 MUERTOS POR LA EVACUACIÓN
En cuanto a las repercusiones sociales ha apuntado que, de acuerdo con un informe de Cruz Roja, hay más muertes por el estrés provocado por el accidente, la evacuación y no poder volver a sus casas que las propias del propio accidente. Según el periódico japonés 'Manichi', en diciembre de 2013 en la prefectura de Fukushima, el número de muertes indirectas de la evacuación, que asciende a 1.605 personas, superó los directamente causadas por el terremoto y tsunami.
A nivel local, ha manifestado que la realidad nuclear en España "es el colmo" porque se intenta dar una tercer oportunidad a los dueños de Garoña (Burgos), cuyo reactor es "exactamente igual" al de Fukushima y tiene "los mismos problemas" que aquel. "Si algo aprendimos de Fukushima, igual que en Garoña, es la existencia de la connivencia de operadores, regulador y el Gobierno", ha denunciado.
Finalmente, ha denunciado que en España el Ejecutivo hace "leyes al dictado de las eléctricas, siguiendo el guión de Fukushima. Montón ha valorado que es fácil hacer un paralelismo" con lo que ocurría en Japón antes "del peor accidente nuclear de la historia que se produjo por fallos humanos", y concluido que la nuclear no es inocua ni tiene riesgo cero.